Elena Ojea, investigadora de la UVigo y el Centro de Investigaciones Marinas

"Estamos a tiempo de actuar para dejar un legado marino sostenible"

▶ Las Rías Baixas son parte del laboratorio natural desde el que estudia la sostenibilidad marina. Licenciada en Ciencias Ambientales y doctora en Economía, Elena Ojea lidera el grupo Future Oceans Lab de la UVigo y sus conclusiones se escuchan en foros internacionales como la FAO
Elena Ojea, directora del grupo Future Oceans Lab e investigadora de la Universidade de Vigo y el CIM. ANDRÉS FRA | UVIGO
photo_camera Elena Ojea, directora del grupo Future Oceans Lab e investigadora de la Universidade de Vigo y el CIM. ANDRÉS FRA | UVIGO

Escucha a pescadores y mariscadoras. Recorre las Rías Baixas analizando los sistemas socioecológicos marinos y su resiliencia al cambio climático desde el Centro de Investigaciones Marinas (CIM) y la Universidade de Vigo. Al frente del grupo Future Oceans Lab, Elena Ojea (Nigrán,1981) busca soluciones adaptativas que permitan una gestión sostenible de los recursos marinos, sin perder de vista el cuidado de las formas de vida vinculadas al mar.  
Recientemente ha recibido el Premio Fundación Banco Sabadell a la Sostenibilidad Marina.

¿Qué supone este reconocimiento?
Una alegría enorme y un reconocimiento a mi trabajo, pero también a mi grupo de investigación y a toda la red de colaboradores. Obviamente, en una investigación no trabajamos solos. Ha sido especial porque yo admiro muchísimo a los miembros del jurado, son referentes en investigación marina en España y a nivel internacional. Un premio es la punta del iceberg. Reconoce un trabajo que hay detrás y me alegra haber puesto en el foco la sostenibilidad marina desde el punto de vista en el que trabajamos, que es el social; cómo la sociedad puede involucrarse para conseguir esa sostenibilidad.

El jurado ha destacado la "visión de justicia y equidad e incluyendo la perspectiva de género" de su investigación.

Nos interesan preguntas como quién sale perdiendo más en los impactos del cambio climático, porque, obviamente, no todos somos igual de vulnerables. Hay gente que está más expuesta a verse afectada negativamente por sus condiciones sociales y económicas y creemos que eso tiene que tenerse en cuenta en los estudios y en las políticas. Por ejemplo, en la pesca. Ahora lo estamos viendo con el problema de los bancos marisqueros. Tenemos mariscadoras paradas desde antes de Navidad por unas mortalidades masivas. Ellas tienen esos espacios desde los que operan, no pueden moverse a otras cofradías, no operan desde barcos. Es una muestra de lo vulnerables que son. 



¿Hacia dónde enfocan su investigación actualmente?

Somos un grupo multidisciplinar y trabajamos con diferentes herramientas para entender los riesgos del cambio climático en el mar y cómo adaptarnos a esos riesgos e impactos. Nuestro objetivo es obtener información para poder desarrollar planes de adaptación. Trabajamos sobre todo con comunidades pesqueras y artesanales en Galicia. Tenemos un escenario local que es un laboratorio natural maravilloso que se presta mucho a estas preguntas de cómo adaptarnos en el mar al cambio climático, pero también investigamos  en México y Japón.

¿Qué cambios se notan ya?

Los cambios son evidentes. Cuando empecé a trabajar en cambio climático, los informes que publicaba el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC por sus siglas en inglés) a principios de los 2000, los escenarios del cambio climático ya tenían proyecciones a 2020 y ahora estamos viendo los efectos todo el tiempo, por ejemplo en la mortalidad de los bancos marisqueros que tenemos ahora en Galicia y que es efecto de las pluviadas y la temperatura del agua. Ambos están intensificados por el cambio climático que provoca temperaturas anormales, olas de calor, olas de calor marinas, precipitaciones más intensas y concentradas, lo cual facilita que entre más agua dulce en los bancos marisqueros... Nosotros trabajamos mucho con los pescadores y mariscadoras que perciben esos cambios y te citan muchos ejemplos. Están empezando a responder y eso es lo que más trabajamos. 

¿Cómo?

Muchas veces diversifican su forma de vida. Complementan la actividad pesquera con otras actividades o toman decisiones conjuntas como las asociaciones de mariscadoras. Hemos visto que los pescadores que tienen más capacidad de participación y toma de decisiones responden mejor. Estudiamos el tipo de organización social que hay en los distintos sectores, la dependencia que tienen y lo que facilita una respuesta. Por ejemplo, en México, donde los pescadores no son propietarios de sus barcos, ni de sus redes y no tienen margen de maniobra, hay una dependencia muy grande. Si no pescan no tienen dinero, no pueden hacer nada. Mientras que en Galicia hay más capacidad adaptativa. Aquí los grupos de pescadores y mariscadoras tienen la preocupación de conservarlo y mantenerlo para que le siga dando recursos. Eso también ayuda a la sostenibilidad.

En Galicia, pescadores y mariscadoras tienen la preocupación de conservar y mantener el mar para que le siga dando recursos y eso también ayuda a la sostenibilidad.



Una pregunta que le habrán hecho muchas veces. ¿Estamos a tiempo de revertir la situación?

Comunicar el problema del cambio climático es difícil porque las personas nos bloqueamos ante los mensajes drásticos. Estamos a tiempo de dejar un legado marino sostenible. Hay mucho que podemos hacer y la ventana de oportunidad es corta, pero aún está abierta. Es verdad que hay determinados hábitats o ecosistemas que están tan amenazados por el cambio climático, como los arrecifes de coral tropicales, que poco podemos hacer. Pero no es nuestro caso. Aquí somos de clima templado, tenemos otras dinámicas en las rías y tenemos margen para adaptarnos y mejorar. La clave está en reducir las emisiones y que los compromisos que tenemos los países se cumplan. Es lo que estamos viendo que cuesta más.

Aquí somos de clima templado, tenemos otras dinámicas en las rías y tenemos margen para adaptarnos y mejorar"


¿Y a nivel individual qué se puede hacer?

Tenemos el compromiso de apoyar a los gestores y a los políticos que van a exigir a las empresas dejar de emitir gases invernadero a la atmósfera. También podemos usar el activismo. Hay muchas maneras de intervenir e intentar cambiar. Tendemos a pensar que estos impactos ecológicos nos van a afectar un montón y quizás nos afecta más la regulación o el sistema de gestión que tenemos, que no nos permite acceder a recursos nuevos.

"Los pellets han visibilizado el gran problema de los plásticos en el mar"

La crisis de los pellets nos ha puesto a recoger plásticos de las playas. ¿Cómo la valora? 
Esto no ha estado magnificado, sino todo lo contrario. Hemos visto que son plásticos de un tamaño pequeño y ha permitido visibilizar el problema de los plásticos en el mar, que es muy grande. Creo que, como en el caso del Prestige, va a servir para que se cambie la regulación en el transporte de este tipo de sustancias, pero, desgraciadamente, vuelve a pasar tarde, después de haberlas visto en las playas. Mientras se discutía el grado de toxicidad que tenían, quienes estaban recogiendo los pellets eran voluntarios, pescadores y pescadoras. Demuestra que quien está al pie es el ciudadano y el sector, y que son necesarios planes de contingencia antes de que sea una crisis ambiental.

Su grupo recibe este año una inyección económica de 200.000 euros. ¿Se ha mejorado en el apoyo al I+D+i?

Nuestro grupo existe gracias a los proyectos que apoyan desde la Xunta o la UE. Esta es una ayuda autonómica post ERC, gracias a la cual podemos continuar con la investigación. Vamos a comparar los lugares que hemos estudiado a fondo, Galicia, Japón y México, y ver qué podemos aprender de un lugar para aportar a otro. Dependemos mucho de la financiación pública, que es muy competitiva y cortoplacista muchas veces, por lo que no permite hacer grandes estrategias de investigación. El problema es más estructural. Se trata de cómo conseguir que la gente joven pueda hacer una carrera con contratos decentes. Hace falta estabilidad para la carrera investigadora. Es  ahí donde fallamos.

¿Y las investigadoras?

Claramente hay un problema estructural. Existen diferencias de género en los salarios que cobramos por el mismo trabajo, hay menos mujeres en los puestos de dirección y en la ciencia también lo vemos. Es difícil hacer la carrera científica, pero vemos que las mujeres abandonan más a menudo. No tengo la sensación de que haya mejorado mucho. El tema de género también lo vemos en nuestro día a día. Vamos a comunidades pesqueras en México o Japón donde te enfrentas a riesgos que no tendrías si fueses hombre.