La tripulación confirma que el gallego tenía las coordenadas para entregar la cocaína del Karar

El capitán del mercante, de origen bangladesí, explicó que recogieron la droga cerca de Colombia y que debían entregarla a unas 350 millas de las Rías Baixas ► El mismo posicionamiento apareció en una de las naves vinculadas al Clan Santórum

 Los acusados gallegos (en primer término) y los nepalíes y bangladesíes (al fondo), durante la vista oral. EFE
photo_camera Los acusados gallegos (en primer término) y los nepalíes y bangladesíes (al fondo), durante la vista oral. EFE

La cuarta sesión del juicio por el alijo de 3.800 kilos de cocaína intervenido a bordo del buque MV Karar en plena pandemia de la covid-19 tuvo como hilo conductor el relato de los tripulantes del mismo de origen extranjero (de Bangladesh y Nepal), resumido, a grandes rasgos, en que solo dos de ellos tendrían conocimiento previo de la operación que iban a llevar a cabo, además del gallego que se subió a bordo en Panamá, presunto garante del cargamento. Sin embargo, lo más relevante fue el testimonio del capitán, que concretó la existencia en el puente de mando de las coordenadas en las que debía encontrarse el mercante procedente de Sudamérica con las lanchas rápidas que, según la acusación, procederían de la organización liderada por Juan Carlos Santórum. Aseguró que el vecino de Bueu José Manuel B., que llegó al Karar a su paso por Puerto Colón (Panamá), antes de la carga de la droga, era el que controlaba las citadas coordenadas, que, tal y como revelan los informes de la Policía Nacional, fueron igualmente localizadas en una de las naves que se atribuyen a la red del supuesto capo de Vilanova de Arousa.

El citado capitán del MV Karar, Alim U., reconoció que sabía que el barco llevaba un cargamento de cocaína y que, tras partir de Panamá, el buque recogió la droga frente a las costas de Colombia, antes de tomar rumbo a Vigo.

Con ayuda de un traductor explicó que ya sabía que el Karar iba a transportar cocaína, y que la droga fue cargada a bordo frente a las costas de Colombia. En este proceso, detalló, el encargado de supervisar la carga y "contar los fardos" era el único español a bordo, el gallego José Manuel B.G.

Según aseguró, la previsión era alijar la cocaína a unas 350 millas de Vigo, y señaló que, en el puente de mando, había una carta náutica con unas coordenadas anotadas a lápiz por el tripulante gallego, con el supuesto punto de descarga de la droga.

Preguntado por una de las defensas acerca de contradicciones con respecto a su declaración en fase de instrucción, el capitán dijo que lo único que quiere es salir de prisión y dejar atrás este episodio. Esta respuesta suscitó la reacción de los acusados gallegos, que comenzaron a reirse y a hacer aspavientos desde el banquillo, entre ellos el considerado cabecilla del grupo, Juan Carlos Santórum. Ante esto, la presidenta de la sala reprobó su comportamiento y recordó a los procesados que este juicio "no es un espectáculo", al tiempo que les advirtió de que serían expulsados si no guardaban "la debida compostura".

En esta jornada también prestaron declaración otros cinco tripulantes del barco, y todos ellos reconocieron su participación en los hechos, si bien incidieron en que, cuando salieron de sus países de origen (Nepal y Bangladesh) para embarcar en Panamá, aún no sabían que la travesía sería para transportar cocaína.

Con algún matiz, todos han coincidido en señalar que el gallego que iba a bordo no desempeñaba ningún trabajo, sino que su función consistió en contar los fardos cuando fueron cargados mediante una grúa. La droga fue trasvasada a principios de abril desde varias lanchas con las que el Karar se encontró frente a las costas de Colombia.

En esas lanchas, había personas que "hablaban español" con el gallego que estaba en el Karar y una vez a bordo, los fardos fueron guardados por la tripulación en un tanque del barco, sin más cierre que los tornillos y tuercas de la puerta, asegurados con bridas colocadas por José Manuel B.G., según dijo el electricista del barco, también de Bangladesh.

Entre los tripulantes que declararon también se halla un ciudadano de Nepal que explicó que antes de zarpar se celebró una reunión en el MV Karar en la que participaron el capitán, el tripulante gallego, un ciudadano nepalí afincado en Colombia (Jagat L.) y él mismo. En ese encuentro, ha explicado, Jagat L. dio las indicaciones para cargar la droga frente a las costas colombiana, facilitando un nombre en clave y un canal de radio para avisar cuando las lanchas con la cocaína estuvieran llegando al encuentro del MV Karar. Ese mismo individuo, que no está procesado se comunicaría con el MV Karar hablando con el capitán, con el gallego o con él mismo, según explicó en su declaración. Sería en una de esas comunicaciones, según su testimonio, en las que pondría a disposición del notario de la organización gallega las coordenadas para el trasvase de la cocaína.

                      Los acusados gallegos (en primer término) y los nepalíes y bangladesíes (al fondo), durante la vista oral.
Los fardos de cocaína con un peso cercano a las cuatro toneladas fueron descargados por la Policía Nacional y Vigilancia Aduanera en el puerto de Vigo. ADP

Los nepalíes y los bangladesíes salen en libertad

El juicio se reanudará en la mañana de este martes con las declaraciones de los ocho tripulantes que restan por comparecer. Se da la circunstancia de que todos los miembros extranjeros de la tripulación saldrán de prisión el jueves, ya que se cumplen cuatro años de encarcelamiento preventivo y la ley no permite prorrogar más la situación de privación de libertad.

Además de los tripulantes de Nepal y Bangladesh, están en prisión provisional un ciudadano colombiano, René R.R., y un gallego, Ismael Cores (aunque éste último está en la cárcel por otro procedimiento reciente); mientras que el resto están en libertad.

La Fiscalía Provincial de Pontevedra atribuye a los acusados los delitos de tráfico de drogas y pertenencia a organización criminal; así como un delito de tenencia ilícita de armas (al acusado colombiano) y delito de blanqueo de capitales (al funcionario del Servicio de Vigilancia Aduanera presuntamente corrupto y a su mujer). Para ellos pide penas que van desde los 13 años y medio hasta los 19 años y medio de cárcel, además de multas millonarias.