La carrera contrarreloj de Estefanía Blanco

Estefanía aguarda en Montecelo a que aparezca un donante de médula ósea compatible para someterse a un trasplante. Tras varios ciclos de quimioterapia y un autotrasplante, su marido, Luis Díaz, remueve cielo y tierra para que se multipliquen las donaciones y encuentren una solución a la leucemia mieloide que padece desde hace un año

 Luis y Estefanía, en Montecelo. DP
photo_camera Luis y Estefanía, en Montecelo. DP

"Esto no se puede dejar para mañana", advierte Luis Díaz, que ha iniciado una campaña para incentivar las donaciones de médula ósea desde Pontevedra.

Su mujer, Estefanía Blanco, es una pontevedresa de 36 años que protagoniza una carrera contrarreloj. Madre de un niño de dos años y medio, Liam, espera una llamada en una habitación de Montecelo, donde recibe tratamiento de quimioterapia contra la leucemia mieloide que padece "para ganar tiempo".

Tras varios ciclos de quimioterapia y un autotrasplante, la solución definitiva a su enfermedad llegará de la mano de un trasplante de médula, pero para eso tiene que aparecer un donante compatible. Por eso Luis, que se encuentra aislado junto a ella, ha iniciado una campaña para incentivar las donaciones.

Su historia evoca a la de Pablo Ráez, un joven de Marbella que hace siete años consiguió que se disparasen las donaciones de médula, tras contar su historia y convertirse en viral.

Como en su día Pablo, hoy Luis no se cansa de decir "lo fácil que es donar médula" actualmente. "Ya no es como antes, no es necesario hacer una punción, es casi como una donación de sangre normal", dice al otro lado del teléfono. Y hace hincapié en que, tanto para Estefanía como para otros pacientes de leucemia que se encuentran esperando una oportunidad, "puede suponer la vida".

La odisea de esta pareja comenzó en febrero del año pasado. "Entonces, Estefanía estaba embarazada de 8 o 9 semanas de nuestro segundo hijo y en una analítica cantó. Tenía desajustados los valores del hemograma y ya dijeron que había que ponerle nombre y apellidos a la leucemia que padecía. Todo fue muy rápido", relata Luis. 

En aquel momento la pareja y el pequeño Liam vivían en A Coruña. Tras el diagnóstico se trasladaron a Pontevedra, "por logística", subraya Luis, ya que es donde cuentan con la familia que cuida del pequeño. "Nos perdimos sus primeros pasos y él, acostumbrado a estar solo con nosotros tuvo que adaptarse a una nueva situación", continúa.

El inicio de esta lucha fue especialmente difícil. "Empezó con una quimio súper fuerte. Fue muy duro perder al hijo que teníamos en camino, pero el nivel al que tenía extendida la leucemia no habría aguantado sin tratamiento". Luis cuenta que su mujer recibió varios ciclos de quimioterapia "muy fuertes" durante los primeros meses, seguidos de otros ciclos más suaves y ambulatorios.

"Hoy donar médula no es como antes, es muy sencillo y para ti es casi como donar sangre, pero para Estefanía y otros pacientes de leucemia puede ser la vida"

"Estuvimos en aislamiento, sin nuestro hijo. Lo que buscaban era cargarse todas las defensas para limpiar la médula", trata de resumir. Después llegó el autotrasplante. "En algunos casos funciona, en otros echas equis tiempo...". Estefanía empezó a ponerse bien, pero al poco recayó.

"Después de pasarlo es cuando bajan todas las defensas. Echa varias semanas expuesta a fiebres y complicaciones", cuenta con la voz entrecortada su marido que confiesa que de ánimos "está bastante rota porque desde febrero del año pasado ha visto muy poquito al niño". Luis relata cómo han sido los últimos meses para esta pequeña familia y cómo antes del último ingreso el pequeño Liam sacaba la ropa de la maleta de sus padres para evitar que se fueran.

"Cuando el año pasado se recuperó un poco pudo estar con él, pero fuera del hospital también hacemos aislamiento, porque si pilla cualquier cosa se pone fatal. Es como si no tuviera vacunas", explica.

En septiembre del año pasado empezó a encontrarse mejor. Hace mes y medio le diagnosticaron una recaída. "Asumimos todos que podía pasar, pero no esperábamos que fuese tan pronto".

Tras este último traspiés, Luis Díaz mueve cielo y tierra para que no quede una persona a la que pedirle que se registre como donante de médula. Se trata de multiplicar las posibilidades de Estefanía y las de otros pacientes de leucemia. También están en contacto con la Fundación Josep Carreras que les ha informado de todos los procedimientos. "Queremos llegar a cuantas más personas mejor, muchos nos dicen que imaginaban que era un procedimiento invasivo, pero la punción solo se hace en casos muy concretos", aclara.

La donación de médula se realiza por aféresis, es decir, con casi el mismo sistema que una donación de sangre normal "aunque con una aguja un poco más gruesa", explica Luis. "Cuando donas por aféresis te enganchan a una máquina que centrifuga la sangre que se extrae, selecciona lo que necesita y te devuelve lo que no. Buscan esas células madre que se necesitan para realizar el trasplante de médula ósea", explica.

Una opción entre 3.000 

Tres de cada 4 personas que necesitan un donante no lo encuentran entre su familia, sino que se ven obligados a buscarlo en el banco de donación. Una persona tiene entre 1 posibilidad entre 3.000 de encontrar a alguien compatible. "Con que cien personas más se apunten ya aumentamos mucho las posibilidades", dice Luis.

"No sabemos cuánto puede pasar hasta que aparezca un donante compatible y el tiempo juega en nuestra contra"

El procedimiento es sencillo. Una vez el posible donante se anota en el registro oficial de la Xunta, recibe un kit para recoger una muestra de saliva, con lo que se comprueba la compatibilidad con el paciente. "Analizan tu perfil básico, hacen una primera batida y seleccionan a los que parece que pueden tener más opciones. Luego los llaman para que vayan a hacer la donación". 

Para apuntarse en el registro de donante de médula hay que tener entre 18 y 40 años, pesar más de 50 kilos y gozar de buena salud. Se puede realizar en el siguiente enlace: https://galicia.medulaosea.org/inscr/1/

"La hematóloga no pensaba en darle otro ciclo de quimio, ya que la toxicidad te puede fastidiar otros órganos, pero se lo están dando para ganar tiempo", dice Luis. "No sabemos cuánto puede pasar hasta que aparezca un donante compatible y el tiempo juega en nuestra contra".