Los duros golpes a la construcción de narcolanchas en Galicia y el Norte de Portugal asestados por las fuerzas de seguridad a lo largo de 2022, con decenas de incautaciones, causaron un importante quebranto a las organizaciones. Así, y en 2023, cuando el narcosubmarino Poseidón se hallaba a unas 200 millas de la costa esperando la llegada de las planeadoras, no había demasiadas opciones disponibles. Primero fueron, según la hipótesis policial, las narcolanchas que aparecieron en Ribeira, que se echaron atrás después de percatarse del cordón policial establecido por autoridades lusas y españolas. Sin embargo, y por lo visto en los registros, había un lugar en el que existían embarcaciones rápidas con capacidad de carga, potencia y velocidad suficiente para realizar la recogida de la cocaína, unas cinco toneladas. Eran las instalaciones atribuidas a Juan V.P., El Burro, que, pese a todo, fue puesto en libertad tras comparecer en sede judicial, investigado por supuesto un delito de contrabando.
De las tres embarcaciones que le fueron incautadas, la que más sorprendió a la Policía, la Guardia Civil y Vigilancia Aduanera fue una de unos 16 metros de eslora, pintada en tonos grises para mimetizarse con el mar de los días grises de Galicia, que montaba cuatro motores de 420 caballos cada uno, 1.680 en total. Su potencia y su capacidad de carga le conferían cualidades únicas para recorrer grandes distancias de forma veloz y sigilosa al mismo tiempo.
Su depósito de combustible le permitía llegar muy lejos, hasta el entorno de las islas Azores, sin necesidad de repostar. Una planeadora con todas las letras dotada de la última tecnología.
La segunda de las embarcaciones cuya presencia llamó igualmente la atención de los investigadores medía unos doce metros y parecía haber salido de un molde clásico, del mismo estilo de las que se ven en el Estrecho, aunque con dos diferencias muy claras. En este caso, la embarcación estaba pintada de azul, pensada para surcar los mares en los meses de primavera y verano, en los que el agua adquiere esos tonos en costas gallegas. Además, tiene un elemento que la diferencia claramente de las que transitan por el Sur de España: dispone de una amplia zona cubierta para transportar la cocaína en condiciones idóneas. Esa zona de carga comprende la práctica totalidad de la embarcación, salvo la parte reservada a los tripulantes. No tenía montados los motores, pero estaba preparada para cuatro.
Por último, y dejando de lado los moldes localizados la semana anterior (también presuntamente relacionados con el narcosubmarino y, tal vez, también con estas lanchas), fue localizada una tercera embarcación que se está investigando a fondo. Por cuestiones logísticas no pudo ser retirada de las instalaciones registradas. Mide algo más de 15 metros y está preparada para cinco motores.
La Patoca, con sus siete motores y que no consiguieron domar
La mayor narcolancha jamás intervenida hasta el momento en costas españolas sigue siendo la mítica Patoca, ordenada construir por Manuel Abal, alias Patoco, e incautada en la operación Tabaiba después de que su bestial potencia se les fuese de las manos a los propios lancheros. Con siete motores y más de 20 metros de eslora, estaba pensada para alcanzar los 100 km/h a plena carga, repleta de cocaína.
La joya que construía Sito Miñanco en los astilleros Facho
Los registros a los astilleros Facho a comienzos de 2018, cuando estalló la operación Mito que desarboló la nueva organización de Sito Miñanco, arrojaron distintas pruebas. Entre ellas destacó el hallazgo de una embarcación en construcción de características asombrosas, con una elevadísima capacidad de carga pensada para transportar cocaína en grandes distancias. Podría montar hasta siete motores.