Las reliquias de Sanxenxo

Fervor por las antigüedades ▶ Carmen Herrero dirige la única tienda de antigüedades de Sanxenxo. Con piezas que datan mayoritariamente de entre los años 20 y 70, Decoantik se ha convertido en la Meca de los amantes de la decoración, la exclusividad y la tradición
Carmen Herrero, en su tienda de antigüedades y decoración, situada en la calle Progreso. JOSÉ LUIZ OUBIÑA
photo_camera Carmen Herrero, en su tienda de antigüedades y decoración, situada en la calle Progreso. JOSÉ LUIZ OUBIÑA

Que Carmen Herrero acabara dedicándose a las antigüedades no es casualidad. De hecho, lo lleva en la sangre. "A mi padre le gustaban mucho los objetos antiguos e incluso tenía una colección de relojes. Y como a mi marido también le encantan, acabé metiéndome de lleno en el tema, ya como coleccionista, visitando mercadillos y viajando, buscando piezas que nos gusten", asegura. Con un hijo que "ya está criado", vio la oportunidad de hacer de su pasión un negocio, y fue entonces cuando abrió Decoantik, la única tienda de antigüedades de Sanxenxo que es mucho más que un simple desván de oportunidades.

Y es que todas las piezas que alberga el establecimiento tienen alma y un sentido. "Las cosas que vendemos son muy especiales todas ellas, y son objetos que nos gustan a nosotros y que vamos restaurando", asegura. Así, la mayoría de las piezas pasan primero por el taller de Carmen y su marido que, aunque no son restauradores de profesión, tienen "muy buena mano. Es solo una afición, pero se nos da muy bien. No nos metemos en objetos electrónicos y solemos buscar piezas que estén bien", explica.

Objetos curiosos en el establecimiento. JOSÉ LUIZ OUBIÑA
Objetos curiosos en el establecimiento. JOSÉ LUIZ OUBIÑA

Por ello, lo que más se trabaja en Decoantik tiene que ver con la madera, el hierro, máquinas de coser Singer o muebles rústicos. De hecho, la primera pieza que Carmen vendió nada más abrir la tienda fue un buzón de correos antiguo, de hierro pintado de rojo que encontró en una feria, y que fue para un cliente de Madrid. "Ahora aquel comprador es muy buen cliente y sé que lo instaló en una casa que tiene en Asturias", cuenta. "Era una pieza preciosa".

La mayoría de objetos que Carmen vende en el establecimiento llegan a superar los 80 años de antigüedad si bien, tal y como asegura, "procuramos que no sean mucho más antiguos. No me gusta meterme en épocas más allá, con esos muebles que eran tan ostentosos, y aunque son preciosos, a la gente no le llaman tanto. Prefieren la época de los 70 y los 50".

Una talla de madera de estilo románico, un busto de Cristo, dos piezas de caballos en hierro forjado o una mesa de centro con 110 años de antigüedad que adquirió un restaurante de Santiago de Compostela, fueron algunas de las curiosidades que pasaron por la tienda en los últimos años y que ya han encontrado un dueño. "Cuando las adquiero, busco un poco de todo. Lo que más se vende son las cosas rústicas. A la gente le encantan las piezas gallegas típicas, como los potes o las planchas antiguas de hierro", asegura.

Una mesa rústica de 80 años, una radio alemana de los años 20 o los zapatos de un bebé traídos de Ámsterdam son algunas curiosidades

Pero esto no es todo. Si por algo destaca la filosofía de Decoantik es por permanecer en constante renovación. "Ahora mismo tenemos varias piezas increíbles, como una mesa rústica espectacular que debe tener unos 80 años, una radio Siemens alemana de los años 20 que sigue funcionando, o una escalera de madera también de 80 años que puede funcionar a modo de estantería", cuenta Carmen. Y, entre sus tesoros más preciados, se encuentran también "unos zapatitos de un niño de dos años que traje de Ámsterdam. Son muy curiosos, de cuero envejecido. Es increíble pensar que este niño andaba con estos zapatitos tan duros, con la suela tan gastada y el cuero tan curtido".

Lámparas, vajillas, jarrones, cámaras de fotos, relojes, teléfonos, bancos de mimbre y algún que otro libro completan la singular colección.

Única en su especie

Decoantik abrió sus puertas en el número 57 de la Rúa do Progreso en agosto de 2019 y hoy en día despunta como la única tienda de antigüedades de Sanxenxo.

La propietaria muestra una cámara de fotos antigua. JOSÉ LUIZ OUBIÑA
La propietaria muestra una cámara de fotos antigua. JOSÉ LUIZ OUBIÑA

La pasión y el esfuerzo de su propietaria han permitido que, una pandemia después, y con casi cuatro años de trayectoria, continúe en pie, a pesar de las dificultades. "Cuando abrimos nos pilló la reforma de la calle Progreso, con lo que las obras supusieron a nivel de accesibilidad a los negocios. Luego reabrimos en enero y febrero y vino la pandemia, que continuó un buen tiempo, y ahora la crisis y la guerra", dice la propietaria.

Pero, sin embargo, a Decoantik todavía le queda mucha cuerda. Así lo avalan las buenas reseñas que ya cosecha en internet, gracias a la clientela de todo el municipio e incluso de todo el Estado que buscan la exclusividad en unos objetos decorativos tan antiguos como actualizados.

Público variado
Venta ‘online’ y compradores internacionales
Aunque el verano, como no podía ser de otro modo, es la época de más ventas, con clientela que llega "desde Madrid, Asturias y muchos otros lugares a Sanxenxo", Decoantik realiza también envíos internacionales a clientes de todo el mundo entre los que destacan los italianos, que llegan a los productos de la tienda gracias a las plataformas de venta online en las que están expuestos. Además, tal y como explica la propietaria, las antigüedades no tienen edad, y gustan tanto a jóvenes como a mayores de todo el municipio. "Incluso un niño de 11 años vino un día a comprar una máquina de escribir Olivetti de los años 70 con su propio dinero. Su madre me contó que le hacía tanta ilusión y había ahorrado tanto que se la rebajé", cuenta Carmen.