Como cada año desde hace ocho, la XXXVI Campaña Antártica del Ejército de Tierra ha escogido O Grove como sede de operaciones para continuar con su preparación de cara a la próxima campaña que se desarrollará entre diciembre de 2022 hasta marzo de 2023 en la base situada en la Isla Decepción. Del 12 al 16 de septiembre, los integrantes de la Campaña se mantendrán en el municipio para llevar a cabo los adiestramientos correspondientes a la navegación.
Los trece componentes que participarán en la misión que dará comienzo en diciembre se hospedan en el Hotel Cons da Garda, situado a escasos 2 quilómetros de la playa do Espiño. Para formar parte de la expedición, fueron seleccionados a principios de año en base a su cualificación profesional y tras pasar un exhaustivo examen psicológico ya que "allí las condiciones son muy duras, casi de aislamiento, y hay que estar preparados para soportarlo", indicó el comandante José Manuel Fernández Candela, jefe de la expedición.
La principal misión de los militares españoles, además de mantener la presencia de España en el territorio antártico, será la de prestar apoyo logístico a los científicos que, coincidiendo con el verano austral, realizarán tareas de investigación en la base situada en la Isla Decepción.
José Manuel Fernández Candela explicó en qué consiste la estancia del cuerpo en O Grove. "Allí hace mucho viento y las temperaturas son muy bajas", asegura, por lo que sus integrantes deben "coger pericia" en el manejo de las embarcaciones o estar preparados para cualquier incidencia, entre ellas, un fallo de motor o la caída de un hombre al agua.
Con estos entrenamientos los integrantes cogen pericia en el manejo de las embarcaciones
El entrenamiento en las frías aguas de O Salnés, sirve para "preparar y mejorar las condiciones de la gente", que se enfrentarán a temperaturas medias que oscilan entre los 5 y los -5 grados centígrados, con picos que pueden alcanzar los 18 grados bajo cero.
Junto a José Manuel Fernández Candela, participó en la presentación de las actividades la también comandante Lourdes Sanmartín, una de las dos mujeres que integrarán esta expedición, cuya función es la de responsable de medio ambiente. Su labor se basa en supervisar que la presencia española en suelo de la Antártida deje el "mínimo impacto" en la isla, para lo cual los residuos que se generan "deben ser correctamente segregados" y retirados, ya que "allí no puede quedar nada".
Además de controlar el impacto ambiental de estas actividades, Sanmartín se encarga de monitorizar las emisiones a la atmósfera, realizar controles en al agua o evitar posibles vertidos que puedan afectar a una flora y a una fauna "que son especies protegidas".
El brigada Diego García, encargado de las instalaciones de la base española en Isla Decepción, por su parte, augura un "trabajo arduo" antes de la llegada de los científicos, ya que el cuartel cierra durante los meses del invierno "y hay que ponerla de nuevo en funcionamiento".
Esta misión, en la que participan trece militares de entre 30 y 51 años, es la más antigua que el Ejército español realiza fuera de nuestras fronteras y, sin duda, una de las más complejas al desarrollarse a más de 13.000 kilómetros de distancia y en condiciones climáticas extremas.
