Ramón Patiño y el tráfico de heroína

Vecino de Meis, permaneció más de una década en una prisión griega, donde fue detenido tras viajar a Turquía en busca de un gran alijo. La Justicia helena le condenó a cadena perpetua, pero consiguió regresar a España tras una larga batalla. Una vez en Galicia, no tardó en volver a traficar. El resultado, otra condena: seis años de prisión

<p> Uno de los mayores alijos de heroína incautados en un vehículo en Pontevedra, 56 kilos, en un caso similar al de Patiño en Grecia. POLICÍA NACIONAL </p>
photo_camera Uno de los mayores alijos de heroína incautados en un vehículo en Pontevedra, 56 kilos, en un caso similar al de Patiño en Grecia. POLICÍA NACIONAL

Las personas que trafican con drogas, y en especial los que lo hacen a gran escala, tienen grandes dificultades para dejar el negocio. La posibilidad de volver a obtener dinero "fácil", las cuentas pendientes o la adrenalina que a algunos les produce del narcotransporte son algunas de las causas de la elevada tasa de reincidencia presente entre estos criminales. Un nuevo ejemplo de ello lo representa Ramón Patiño, un traficante afincado en Mosteiro (Meis) que años atrás obtuvo cierta notoriedad mientras pedía una solución tras ser condenado a cadena perpetua en Grecia (lo que supone en aquel país un mínimo de 20 años entre rejas) tras ser interceptado con un gran alijo de heroína en su vehículo. Aquellos hechos sucedieron en 2001. 21 años después, la Audiencia Provincial de A Coruña le condena a seis años y seis meses de prisión. El motivo, muy parecido: debió mantener sus contactos, pues fue detenido en Carballo, a donde llegó desde O Salnés con un paquete de un kilo de la más dañina de las drogas para su venta a terceras personas.

ALIJO DE GRECIA

En el año 2001, Ramón Patiño fue contratado por un grupo criminal de mayor envergadura para hacer de mula, esto es, viajar a Turquía para recoger un importante alijo de heroína y transportarlo de vuelta a Galicia. Ciudadanos turcos (dueños de la mercancía ilícita) en alianza con gallegos y portugueses, iniciaron las maniobras para trasladar el cargamento desde Estambul hasta Madrid.

Ramón Patiño no sabía que efectivos de la sección de Heroína de la Brigada Central de Estupefacientes le pisaban los talones desde el principio, efectuando vigilancias y seguimientos a las reuniones de todos los actores implicados ya desde el mes de mayo de 2001. Un clínica capilar y el hotel Meliá Castilla de Madrid fueron lugares de encuentro entre los investigados, lo mismo que la ciudad de Ourense. El 26 de junio, ya en la provincia de Pontevedra (en concreto, en la localidad de A Cañiza), los agentes antidroga consiguieron fotografiar un vehículo todoterreno que acabaría siendo clave en la operación.

Tras varias citas en Portugal para acordar el precio de la operación ilícita (el Norte del país vecino tiene un importante peso específico en el tráfico de heroína, lo mismo que el Sur de Galicia), Ramón Patiño se puso al volante de aquel todoterreno que había sido objeto de vigilancias, un Nissan Patrol que había sido convenientemente modificado. Su tanque de combustible tenía un hueco suficiente como para albergar una caleta que, a su vez, serviría de escondrijo para la heroína. El vehículo había sido puesto a disposición de Patiño en Ourense. Incluso estaba registrado a su nombre, circunstancia extraña para quienes se dedican a este negocio. La Policía ya no lo perdió de vista.

Trabajó para una gran organización a la que no delató cuando fue detenido con el cargamento en la frontera de Grecia 

"Tengo 25 camisetas y el cargamento puede salir el domingo". En la etapa en la que las intervenciones telefónicas daban grandes réditos a los investigadores, esta frase fue escuchada en la Brigada Central de Estupefacientes. El principal investigado hablaba con un individuo con claro acento turco. Así arrancó el operativo. Al mismo tiempo, la Policía tuvo datos de la ruta que iba a seguir el cargamento, a través de Grecia. Ello hizo que las autoridades españolas contactaran con las helenas para trabajar en conjunto.

Patiño viajó a Turquía, donde recogió 40 paquetes de heroína que colocó en el habitáculo preparado a tal efecto en el tanque de combustible. El 16 de septiembre de aquel año, sobre las 6.30 de la madrugada, ya en su viaje de vuelta, funcionarios aduaneros de Grecia interceptaron al vehículo, hallaron la carga y detuvieron al narcotransportista gallego.

Ocurrió en la localidad de Kipi. El narcotraficante vigués afincado en Mosteiro fue entonces toda una tumba en el marco de los interrogatorios a los que fue sometido. Esa es otra de las características que definió durante años a los narcos gallegos, y que les dio buena fama entre los sindicatos criminales internacionales. Fuentes de la investigación señalan que sus familiares recibieron una indeterminada cantidad de dinero como premio a su silencio. Patiño permaneció entre rejas más de una década, tras ser condenado a cadena perpetua.

Dos meses después, sin embargo, serían detenidos otras tres personas relacionadas con aquel asunto. Dos de ellas cayeron en el aeropuerto de Madrid-Barajas cuando pensaban tomar un vuelo con destino a Lisboa. El tercero de los detenidos cayó en Ourense. Acabaron siendo condenados a penas de entre once y doce años de cárcel, de las que cumplieron mucho menos que Patiño, que solo era el transportista.

Además de la cárcel y las costas, el investigado deberá hacer efectiva una multa de 58.000 euros por lo sucedido

CARBALLO

El día 21 octubre de 2021, agentes de la Guardia Civil tenían conocimiento de la llegada de una "importante cantidad" de sustancia estupefaciente en la localidad de Carballo, en A Coruña. Para intentar verificar sus pesquisas montaron un amplio dispositivo, en el que detectaron un Mercedes negro en la vía de entrada a la localidad en su confluencia con la avenida de La Milagrosa. Su único ocupante era el ahora condenado, Ramón Patiño. En el registro de su vehículo, los agentes hallaron una bolsa de plástico en el asiento del acompañante que contenía dos paquetes cerrados con cinta adhesiva. Una vez analizada, resultó ser heroína, la droga con la que ya había trabajado en el pasado el investigado. "La sustancia iba a ser destinada por el acusado a su distribución a terceras personas", asegura el juez en su dictamen.

La conclusión de los investigadores es clara. Patiño mantuvo contacto con algunas de las personas para las que trabajó en su día, y cuya faena le llevó a años de prisión en Grecia. Una vez de vuelta en Galicia, decidió volver a traficar. El resultado, la vuelta a prisión, ahora en España, de la que no tardará en salir. ¿Volverá a las andadas?

Le devuelven el vehículo con el que traficaba
El dictamen de la Audiencia de A Coruña contempla la ausencia de antecedentes penales del acusado, una verdad a medias, pues su condena en Grecia fue notoria. Así, y dada la notoria cantidad de la sustancia que le fue incautada, fue condenado a una pena de seis años y seis meses de prisión y a una multa de 58.000 euros, el equivalente al valor de la heroína que le fue incautada en el vehículo, que transportaba a simple vista. Sorprende en el dictamen que el tribunal enjuiciador haya decidido que no procede el decomiso definitivo del vehículo Mercedes que el acusado empleaba para traficar, que le será devuelto cuando la sentencia sea firme. El siguiente recurso será ante el TSXG.