Portodor era un pueblecito pintoresco entre mediados y finales del siglo XIX. Una fuente de inspiración. Un lugar en el que perderse y dejar volar la imaginación. Portodor era el descanso, la juventud, el mar y la calma. Y, por encima de todo, más que una creación literaria.
Portodor era nada más y nada menos que Sanxenxo. Veraneando allí descubrió Emilia Pardo Bazán su gusto por la literatura en los primeros años de su infancia, haciendo acopio de sensaciones y vivencias que más tarde plasmaría en varias de sus obras y apuntes biográficos, en los que describiría al municipio como "un gracioso pueblecito de pesca" y a esta zona de O Salnés como "la comarca más pintoresca que soñarse puede".
En el pazo de la Torre de Miraflores pasaría, la que se acabaría convirtiendo en la turista ilustre del municipio, largas temporadas estivales, leyendo, escribiendo, y observando desde la parte más alta las inigualables vistas que llegan a alcanzar hasta Portonovo, ofreciendo también una panorámica de la ría de Pontevedra.
Recuperar su memoria
Aunque Emilia Pardo Bazán es una de las figuras femeninas de los siglos XIX-XX cuya vida y obra más se ha investigado con diferencia, queda todavía camino por recorrer en lo que respecta a su relación con Sanxenxo. En los últimos años, han salido adelante grandes iniciativas en este sentido, como la de ponerle su nombre al auditorio de Miraflores, donde en 2010 también se descubiró una estatua en su honor. Más tarde, para conmemorar el centenario, allí mismo se inauguraría una segunda escultura interior de fibra de vidrio (2021), y saldrían a la luz otras iniciativas como la publicación del libro Emilia Pardo Bazán. La escritora en Miraflores (2020) y su inclusión en las jornadas Sanxenxo na Historia .
