El Arosa se hartó de rematar a portería en A Lomba ante el Gran Peña bajo una incesante lluvia, pero no marcó incluso compitiendo más de una hora en superioridad. Una gran decepción asoló a jugadores y cuerpo técnico por el triste balance de un punto de seis posibles.
El Arosa, en su primera comparecencia de local, saltó al campo decidido a hacerse con los tres puntos ante el segundo filial del Celta, que no tuvo reparos en desplegar una línea defensiva de cinco efectivos, entre ellos el expulsado del encuentro, Álvaro. Sylla, con incorporaciones por la banda derecha, fue el primero en comprobar la fortaleza de la zaga del Gran Peña, que, con el paso de los minutos, se fue asentando sobre el terreno de juego aunque no consiguió arrebatarle la iniciativa al Arosa, a su vez incapaz de sacar jugo al dominio territorial.
El punto de inflexión del encuentro se produjo en el minuto 25: el central Álvaro vio la tarjeta roja directa tras un rifirrafe con Borja Míguez, así que al Gran Peña le tocó reinventarse. La pócima visitante fue evolucionar a una línea defensiva de cuatro jugadores, mientras que Óscar Lorenzo, poco participativo hasta ese instante, retrasó su posición, quedando Rivera como único delantero.
Ante ese panorama, el Arosa trató de dominar el partido a través de la posesión. Concheiro, con un golpeo preciso de falta, puso a prueba a Vila. Sin embargo, la puntería no fue la virtud del conjunto local. Pese a jugar en superioridad numérica durante más de una hora, el Arosa perdió fuelle hacia el final de la primera parte, en la que las fuerzas se equilibraron.
Luisito, al paso por los vestuarios, realizó dos sustituciones y rediseñó el esquema táctico ubicando tres centrales, lo cual dio profundidad a los carrileros, Cotilla y el revulsivo Javi Pereira. Brais Vidal fue el otro recambio introducido por el Arosa al arrancar el segundo tiempo. Sin embargo, los locales no hallaron continuidad a sus acciones.
En algunos lances, al Arosa no solo le faltó puntería sino una importante dosis de pausa. Sylla tuvo de cabeza la oportunidad más clara de la segunda parte, pero Vila respondió con reflejos para agrandar el muro de ladrillos delante de la portería celeste.
Martín Diz debutó con la casaca arlequinada aunque sin incidencia. La impotencia fue el otro enemigo del Arosa ante un adversario que bastante tuvo con replegarse y perder todo el tiempo posible con la intención de sostener el empate inicial.