VIDA SALNÉS

"Los economistas ayudamos a mejorar vidas"

Jorge Martínez, economista de Vilagarcía
photo_camera El economista vilagarciano habla de su trayectoria en Estados Unidos, Rusia y sobre el futuro. JOSÉ LUIZ OUBIÑA

Soy Arousano a mucha honra. Hijo de Casimiro Martínez Altimir, director y fundador del colegio público de A Lomba. Mi madre era de Porto do Son. Nací en Vilagarcía, me crié aquí en las ecuelas públicas. Entré en el colegio León XIII, que ya no existe, un sitio venerable para todos los vilagarcianos. Allí hice el bachillerato por libre, nos íbamos a examinar a Pontevedra. Y también hice el preuniversitario por libre, y nos íbamos a examinar a Santiago. Trabajé en las bateas con mi padre, para ayudar.

Los maestros no ganaban mucho dinero de aquella, tal vez tampoco ahora, y me hice “mariñeiro” para trabajar con la mejilla y el mejillón. Al acabar el bachillerato quise hacer Económicas pero sólo se enseñaban en Madrid o Barcelona. Fui a Barcelona a estudiar Ciencias Económicas y también estudié Derecho; y como en el verano me aburría, estudié Ciencias Políticas en Madrid, en la Complutense.

Las manos del economista de Vilagarcía Jorge Martinez Vázquez. JOSÉ LUIZ OUBIÑA
Las manos del economista de Vilagarcía Jorge Martinez Vázquez. JOSÉ LUIZ OUBIÑA



Acabé esas tres carreras y trabajé como profesor en la Universidad de Barcelona y en el Banco de España; pero mi deseo era hacer un doctorado en economía. Entonces los estudios en economía eran mejores en Inglaterra y en Estados Unidos. Pero en el bachillerato sólo me enseñaron francés y tuve que estudiar inglés. Así conocí a mi esposa, que era mi profesora en el Instituto Norteamericano en Barcelona.

Luego me dieron una beca Fullbright, muy bien financiada, con la que hice un doctorado en economía en la Washington University en St. Louis, Missouri. Me quedé en Estados Unidos y llegué a ser Regents Professor en la Georgia State University en Atlanta. Allí soy director-fundador del Center for International Studies. Nunca me desconecté de Galicia ni de España, sigo trabajando con mucha gente de las universidades de Vigo, A Coruña y Santiago.

Realicé 15 cursos de verano financiados por la Fundación Rafael del Pino, en Atlanta, a la que asisteron unos 400 jóvenes profesores españoles. Pasé un año en la universidad Carlos III en Madrid y en el Instituto de Estudios Fiscales también en Madrid; pero mi colaboración se centra en la universidad de Vigo donde soy codirector de una red de economistas donde se reúnen expertos a nivel español en materia de fiscalidad.

Alberto Avendaño durante la entrevista al economista de Vilagarcía Jorge Martinez Vázquez. JOSÉ LUIZ OUBIÑA
Alberto Avendaño durante la entrevista al economista de Vilagarcía Jorge Martinez Vázquez. JOSÉ LUIZ OUBIÑA

Te proyectas desde Estados Unidos, recibes galardones y el reconocimiento internacional; pero te nombran Doctor Honoris Causa en la la Universidad de Vigo y has entrado recientemente en la Real Academia Galega de Ciencias. ¿Es esto un regreso?

Es una continuación. El culminar un período de relaciones con las universidades galegas a través del tiempo. Mi experiencia internacional es personal y anecdótica en cierta forma. Empecé a publicar en revistas punteras de economía y a escribir libros, pero yo tenía un ansia siempre de aplicar lo que se estudiaba. Por una casualidad me llamaron para ser consejero del primer ministro de la Isla de Granada y luego Estados Unidos invadió Granada. Después de la invasión cambió el gobierno y el gobierno norteamericano me contrató para ir a Granada y ser consejero económico del primer ministro. Eso despertó en mí un ánimo de aplicar lo que se investigaba. En poco tiempo el ámbito de relaciones internacionales se amplió. He trabajado en más de 95 paises. He trabajo con el Fondo Monetario Internacional (FMI), Banco Mundial (BM), Banco Asiatico de Desarrollo, el Banco Interamericano de Desarrollo, con Naciones Unidas o la Unión Europea. Muchos de estos proyectos fueron conseguidos a través de competición internacional con mi equipo en la Georgia State University.

Así llegas a Rusia...

En enero de 1992 fui invitado con el equipo del FMI y el BM a visitar Rusia. En 1992 recibimos financiación del Departamento de Estado norteamericano para ayuda técnica al gobierno de la Federación Rusa con Yeltsin. Esto fue una experiencia fabulosa de casi una década y uno de mis recuerdos más profundos es estar en el Kremlin, nevando en la Plaza Roja, a través de las ventanas veías la catedral de San Basilio, y allí hablando con gente de muy alto nivel de la Federación Rusa se me vino a la mente este pensamiento: “Que fai este rapás da Lomba, de Vilagarcía de Arousa, no Kremlin falando con toda esta xente do goberno de Rusia?” 

¿Los economistas podéis cambiar algo? ¿Cuántas veces has sentido la frustración entre la realidad y el deseo?

Mucha frustración. A mí me gusta el aforismo traducido del inglés que dice: “Puedes llevar el caballo al río, pero no le puedes hacer beber”. Mi labor y la labor de gente como yo es llevar el caballo al río. No se trata sólo de hacer informes y diagnósticos. Lo más importante es convencer al Ministro de Hacienda, o a quien sea, que las ideas que proporcionas son sus ideas. Al cabo de ciertas semanas o meses esa transformación ocurre y entonces tú te mueves a un lado y el protagonismo es del gobierno o de ese ministro. Y eso es el éxito. Pero sin duda ha habido decepciones. Entre 1992 y 2001, Rusia estuvo a punto de convertirse en una democracia europea. Olvidar el zarismo, el estalinismo, olvidar su corriente más autoritaria, pero falló.

¿Hay futuro?

Yo creo que todavia hay futuro en Rusia. Me dicen que fui el primer economista enviado por el Departamento de Estado norteamericano a Ucrania, cuando Ucrania se independizó de la Unión Soviética. Yo vi dos Ucranias, la europea y la rusa. No han podido hacer lo que estamos haciendo en España, aunque es difícil, el respetar las otras nacionalidades, las otras lenguas. Pero en Ucrania las cosas fueron muy lentas, no pasó nada hasta que en 2008-2009 se pasó una nueva ley de presupuesto, una ley de descentralización fiscal que se quedó un poco corta, por estos asuntos lingüísticos y étnicos, y es un ejemplo de como se debe saber esperar. 

¿Entonces los economistas pueden ayudar?

Trabajas en un país y vuelves en diez o quince años y ves que ha habido cambios para mejor. Se recauda el dinero mejor, hay más transparencia, se invierte más en educación, en salud, hay infraestructura, hay un potencial desarrollo económico... Mis hermanos son médicos y ellos siempre me dicen lo bonito que es poder salvar una vida, y lo aprecio muchísimo. Pero mi respuesta es que lo que yo he hecho y lo que sigo haciendo es cambiar la vida de millones de personas o ayudar, no puedes darte un protagonismo. Eres tú el que apalancas y potencias esos cambios. 

¿España tiene solución?

España tiene solución y la ha tenido. Desde donde venimos, desde la transición, España ha mejorado muchísimo pero puede hacer mucho más. Hay mucho más talento y mucha más capacidad. Lo que tenemos que hacer es preocuparnos de los temas importantes. Hay un problema demográfico. Hay un problema de cambio climático y tenemos que reforzar las instituciones, más seriedad en la universidad y otras instituciones. Creo que se están haciendo las cosas bien. España será un país puntero en el mundo y es un país puntero en el mundo en muchas cosas.
 

¿No es eso muy optimista para decírselo a un español?

Creo que los españoles padecemos de un problema de infravaloración. Nos vemos inferiores a muchos países en el mundo y no es así. A nivel democrático, a nivel cultural, social, incluso a nivel económico, en muchas cosas somos punteros. Necesitamos tener una visión más positiva. Necesitamos una clase política que refuerce con seriedad esa tendencia. Tenemos que olvidarnos de las cosas que no son tan importantes. Gastamos mucho tiempo en rencillas, en problemas que no son fundamentales para el país.

¿Es fundamental el problema del salario mínimo vital?

El salario mínimo vital es una política muy necesaria. Es una política que ha mejorado la calidad de vida en muchos países. Pero es cierto que tiene consecuencias. Va a haber trabajadores que van a perder el empleo porque en el margen habrá empresarios que no podrán pagar, y eso no es una mentira. Hay que entender el punto de vista, sobre todo, de los empresarios medianos y pequeños. Pero en general, si está comedido es algo fundamental. Al final lo que cobramos es lo que producimos, o sea, nada es gratis y si los empleados ganan más de lo que la economía produce, eso es insostenible. Ese es el argumento lógico y fundamentado de algunos empresarios; pero no te puedes esconder detrás de esto para evitar una acomodación, sobre todo en tiempos de inflación, a subir el salario mínimo. Yo lo considero un punto fundamental de la economía del bienestar.

¿Qué hay entre aquel rapaz de las bateas y el académico y el consultor internacional? ¿Dónde está aquel rapaz y dónde está Galicia en tu vida?

Galicia es “a miña terra”, la amo, no he dejado de venir nunca. Yo no me he ido, yo siempre he estado aquí. Es difícil de entender. No me considero un emigrante. La gente te considera un emigrante, en Estados Unidos y aquí. No, yo no emigré a Estados Unidos. Yo soy un profesional contemporáneo que trabaja donde quiere, donde puede, donde se le necesita. Pero mis lazos intelectuales, emocionales son los de siempre. Yo sigo siendo el rapaz de A Lomba y del colegio León XIII. 


TEST DE VIDA
Unha palabra?
Arousa

Un lugar?
Vilagarcía.

Unha persoa?
A miña muller.

Unha personaxe?
Mi inspiración ha sido mi padre, Casimiro Martínez Altimir.

Alguén importante?
Alberto Avendaño.

Un proxecto?
O proxecto da loita contra o cambio climático en Brasil. Traballando co Banco Mundial para salvar a Amazonia. 

Alguén imprescindible?
Yo creo que todos somos prescindibles, incluso Jesucristo. Yo creo que la esencia humana es ser prescindible. 

Que é a vida?
A vida é un camiñar, nacer, crecer, o amor da familia, dos amigos, da túa muller, dos teus fillos, dos teus netos. A parte máis importante da vida é a familia e os amigos e as relacións. É importante traballar, ter cartos, alimentar a familia, etcétera. Pero ao final do día, o que queda son as relacións personais. O peor castigo é estar só.