Juan Carlos Cambas: "Mi viaje es de ida y vuelta"

Alberto Avendaño entrevista ao pianista Juan Carlos Cambas
photo_camera Alberto Avendaño charla con el pianista Juan Carlos Cambas para la serie Vida/Salnés del Diario de Pontevedra y Diario do Salnés. Fotos y video de Jose Luiz Oubiña, edición de Eduardo de la Peña.

Soy pianista, nací en Argentina y desde 2002 vivo en Vilagarcía de Arousa. Las circunstancias de Argentina en el 2002 no eran buenas, socialmente sobre todo, no solo lo económico, y entonces decidimos venir a vivir a España. Mi mamá es gallega, de Meis (el corazón del Salnés), mi papá asturiano, y ellos habían emigrado a Argentina 50 años antes. Se conocieron en Buenos Aires, formaron nuestra familia, y las circunstancias de la vida hicieron que tuviéramos que regresar a empezar de nuevo otra vez, desde cero. Así fue como aparecí en Vilagarcía de Arousa.

¿Y llegas con tu música a Galicia? 

Cuando vine, tuve que trabajar de lo que encontré. De camarero, después asfaltando calles y, poco a poco, fui retomando mi carrera de músico. Empecé tocando en hoteles hasta que empecé los conciertos. Había traído un disco bajo el brazo con muchos artistas de Argentina, entre los que estaba Mercedes Sosa, Jaime Torres, grandes referentes de la música argentina, y lo pude editar en España pidiendo un crédito. Con ese disco empecé a hacer conciertos nuevamente. Así fue como conocí a Carlos Núñez, a Uxía... Yo era fan de Dulce Pontes y en uno de sus conciertos, en Pontevedra, le regalé este disco y al día siguiente Dulce me llamó y me invitó a un concierto que hacía en Ponte de Lima. Así fue como empezamos una amistad. Terminé invitándola a Argentina, en el 2011, cuando fui a tocar al Festival de Cosquín.

Y llevaste la música portuguesa y la gallega al festival de folklore más grande de Latinoamérica. 

Llevé por primera vez la música portuguesa y la música gallega, con el dúo Bellón Maceiras, al Festival de folklore de Cosquín. Años más tarde volvimos ya con conciertos de Dulce Pontes. Toqué 10 años con ella, mientras hacía este proyecto que se llama A Viaxe: viaje de Argentina hasta Galicia, que intenta contar ese viaje de ida y vuelta que hicieron mis padres y el relato de miles de emigrantes que salieron de este puerto de Vigo o del puerto de A Coruña, anteriormente salían también de Vilagarcía. Tantas historias comunes que incluye artistas de Argentina, de España, Portugal y también algunos artistas latinoamericanos donde la inmigración gallega fue trascendente, como es el caso de Cuba. En este primer disco está Silvio Rodríguez por Cuba, en la segunda parte hay gente de Brasil, de Venezuela, de México y Uruguay. Son 18 puertos, 18 temas, con 30 artistas invitados. 

¿Vives en Carril con tu familia?

Sí, vivo con mi madre, mi hermana y mi sobrina. Vivimos en la misma casa. 

Y desde Carril creas todo un diálogo artístico trasatlántico.

Siempre se ha hablado de las dos orillas. He recopilado muchísimas historias y puntos en común. Los emigrantes no contaban lo que les había pasado. A mí, si me preguntas cuándo vine, cómo lo pasé, no es una cosa agradable de contar. Y ni mis padres, mis abuelos, ni la gente que entrevisté contaban sus verdaderas historias, lo que habían pasado. Al final nadie se va de su país porque quiere, sino por mejorar económicamente o porque salías de una posguerra y querías ayudar a tu familia. Y muchos de los que hoy se rasgan las vestiduras porque vienen emigrantes de América tienen que entender que los gallegos también son un pueblo emigrante. Mi mamá les mandaba ayuda a sus hermanos, a sus sobrinos, ahora la cosa sale al revés, ¿no?.

¿Y si tuvieras que elegir palabras que definan a las dos orillas?

Sería una canción de despedida, un emigrante se va de su pueblo y se despide de su regato, de su iglesia, de sus cosas cotidianas claro, Rosalía de Castro. Hay una canción en este disco que se llama El árbol que tu olvidaste, que es de Atahualpa Yupanqui, que habla de eso: nuestro árbol que son son nuestras costumbres, nuestros amigos, nuestros lugares y aunque te vayas eso sigue estando ahí.

¿De dónde eres? ¿De dónde sós?

Dejas la mitad de tu vida en un lado y la mitad del otro. Yo creo que uno es ciudadano del mundo. La patria ¿cuál es? Donde naces y es la que te da de comer también. Yo me siento argentino porque viví 35 años ahí, pero también me siento español y gallego porque vivo acá, es mi lugar y he echado raíces en otro lado. Cuando cambias una planta de maceta pueden pasar dos cosas: que vuelva a echar raíces o que muera en el intento. En mi caso pude echar raíces y volver a empezar de nuevo. 

Coméntame estos versos de Juan Gelman: “Hay que aprender a resistir, ni a irse ni a quedarse, a resistir, aunque es seguro que habrá más penas y olvido”. ¿La palabra “resistir” forma parte del viaje?

Siempre. O sea, si hay una cosa que tenemos los argentinos o los latinoamericanos es que sabemos adaptarnos a todos los líos que pasan. Porque siempre pasa algo. Cuando estaba el dólar uno a uno, estaban todos contentos, de repente hubo un corralito y te incautaban el dinero. Entonces siempre te vas adaptando, decís: bueno estamos horriblemente mal, siempre se puede estar un poquito peor también. Es resistir o morir en el intento. La necesidad te agudiza el ingenio. Si tienes necesidad de algo siempre vas a encontrar el camino: desde asfaltar calles hasta volver a lo que querías hacer que era la música. 

De todos los artistas que has conocido en tu carrera, ¿de quién guardas ese recuerdo especial?

Para mi conocer a Mercedes Sosa fue un antes y un después. Mercedes Sosa era nuestra máxima referente en el mundo. Yo iba a todos sus conciertos. Cuando la invité a grabar en mi disco y me dijo que sí. Grabó dos temas y eso me abrió muchas puertas en Europa. 

¿Cómo fue llegar al Salnés?

Yo venía de una ciudad de 15 millones de personas. Fue como venir del todo a la nada. Todo el mundo me preguntaba de dónde era, quién era mi familia. Una cosa que tuve que quitarme fue el protocolo, porque los argentinos tenemos mucho protocolo para hablar y a veces te miran como: ¿qué me va a pedir? Decimos: “disculpe, me podría indicar...” y acá te dicen “¿Dónde queda...?” Lo que más me gustó fue la naturaleza. Vivir en un lugar donde en cinco minutos estás en medio de un bosque o de una cascada. Hoy no podría vivir en una ciudad. 

¿Qué es más complicado un gallego o un artista gallego?

Artistas gallegos hay muchos, unos más complicados que otros, pero con la gente que fui conociendo encajamos bien. Por ejemplo, con Bellón Maceiras, cuando fuimos a Argentina, con el ballet de la Casa de Galicia en Córdoba hicimos una muiñeira con un toque de chacarera y después tocamos una chacarera con una gaita. Hay gente con la que tienes más afinidad musical y otros con los que es más indiferente aunque sean más famosos.

¿Te defines?

Es difícil definirse. Trato de ser buena persona. Me gusta mucho compartir la música, cosa que no le gusta a todos los músicos. Pero eso lo aprendí de Mercedes Sosa, ella compartía escenario con músicos muy conocidos, como Sting o Franco Battiato, y gente desconocida como podía ser yo en ese momento. 

¿Qué es lo más dificil para un artista en Galicia?

Es una comunidad bastante caciquil en el tema musical. Es caciquil porque muchas cosas se manejan por otros lados. Si uno quiere ir a un Festival o participar en un evento especial, no es yo mando mi propuesta y será evaluada como todas las propuestas. No, cuando mandas tu propuesta ya está cerrada la programación. 

¿Por eso A Viaxe no ha viajado tanto como debiera por Galicia?

A Viaxe es un proyectazo: 30 artistas de dos continentes, grandes artistas: Uxía, Kepa Junquera del País Vasco, está la orquesta sinfónica de la universidad de Santiago, José Sacristán, Dulce Pontes, Joao Afonso, Silvio Rodríguez... Para excusarse por no programar este disco en un ayuntamiento, me dijeron que era un proyecto localista. Es un proyecto que es todo lo contrario de localista. Está hecho desde Galicia y es un proyecto integrador. 

Al menos, A Viaxe llegó a Vilagarcía.

Cuando hicimos la presentación en Vilagarcía vino Julia Zenko desde Argentina y vino Joao Afonso desde Portugal. Y Rosa Leiro que canta siempre con nosotros. También el coro Liceo de Vilagarcía y mucha gente invitada. Voy cambiando los artistas según su disponibilidad. 

¿Cómo ves la musica hoy?

Sting dijo el otro día: cuando nosotros empezamos a tocar nos había dejado una chica, estábamos destruidos, escribíamos un poema y le poníamos música y una armonía. Ahora no hay ni armonía ni poesía, es un ritmo y cosas sueltas. Es lo que escucha mucha gente, no lo que escucha todo el mundo. 

¿Una palabra?
Piano.
¿Un lugar?
Vilagarcía.
¿Una persona?
Mi madre, Pilar.
¿Un personaje?
Mercedes Sosa, me ha marcado mucho en mi vida.
¿Alguien importante?
Mi familia.
¿Un objeto?
Mi piano. Pero si no vale repetir, mira: hasta hace poquito tenía una caravana, ahora tengo una furgoneta para irme por ahí a pararme por los montes y es un objeto al que tengo mucho cariño.
¿Alguien imprescindible?
En la música, desde que vine acá puede haber sido Dulce Pontes, porque si no la hubiera conocido y no hubiera hecho giras con ella durante 10 años por 26 países no estaria donde estoy ahora.
¿Qué es la vida?
La vida son muchas cosas. Cuando te vas poniendo más viejo y más calvo, como es mi caso, van cambiando las prioridades. Yo siempre tenía la música como prioridad. Y la familia, los afectos, por supuesto. Y ahora le estoy dando más importancia a lo cotidiano, a cosas más pequeñas. Estoy tratando de ir más “tranqui”, como decimos en Argentina. Lo que sale, sale; y lo que no, lo sigo intentando pero con menos vehemencia.