Llega a Meaño una nueva forma de enseñar inglés

Patricia García Varela abrió el pasado noviembre Holy Moly, una escuela de inglés que busca que los niños aprendan inglés de una forma lúdica y educativa a la vez. También acuden adolescentes y grupos de adultos
Patricia dando clase. JOSÉ LUIZ OUBIÑA
photo_camera Patricia dando clase. JOSÉ LUIZ OUBIÑA

Cuando Patricia García Varela decidió montar su propio negocio, se encontraba en una etapa de su vida en la que "no sabía muy bien qué hacer". Esta pontevedresa de nacimiento y meañesa de adopción había dejado su trabajo anterior como profesora de extraescolares porque "el sueldo y el horario no eran compatibles con la maternidad". Después de que le dijeran que las oposiciones que estaba estudiando se iban a retrasar un año más, decidió que iba a llevar ella las riendas de la situación. "El detonante fue que necesitaba una solución para la conciliación, pero los motivos son puramente personales. Es un proyecto de vida, yo siempre he sido profesora. Quería llevar yo las riendas de como entiendo la enseñanza y específicamente la del inglés", explica.

Abrió en noviembre, aunque entiende que no es la mejor fecha para lanzar un negocio de estas características. "Empecé con dos meses de curso, con las extraescolares escogidas, pero como en los negocios siempre hay unos meses de pérdida prefería que se diesen ya en funcionamiento y con la gente pudiendo conocerme". Fue una decisión un poco repentina, pero ya llevaba un tiempo pensando en la idea.

Un negocio como el suyo, en el que la gente le confía a sus hijos, no suele tener unos primeros meses muy concurridos. "No suele pasar que de repente todo el mundo este deseando cambiar su academia de toda la vida por esta chica nueva que acaba de llegar al pueblo", cuenta, pero afirma que "en este tiempo me ha dado tiempo a formar tres grupos con los que he trabajado este curso". A medida que ha avanzado el curso se han ido llenando y también ha tenido alumnos sueltos. De adultos, se ha unido un grupo de gente que sabía un poquito de inglés y quería actualizarse así como alguno que no sabía nada y quería empezar a ponerse. De adolescentes hay dos tipos, por un lado los que vienen a preparar exámenes oficiales y por otro los que acuden a refuerzo escolar.

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Patricia dando clase. JOSÉ LUIZ OUBIÑA

Los sábados, Patricia ofrece talleres infantiles de manualidades y cocina. "Hacer actividades en un sábado por la mañana hace que los niños vuelvan a tener un contacto con el idioma. Me gusta hacer algo más lúdico y algo que puedan aplicar a su vida real como la cocina, porque pueden hacer las recetas después en casa". Patricia integra el inglés como idioma de juego en estas actividades e intenta "darle una dinámica más global para que los niños tengan cada vez mas exposición al lenguaje". 

El enfoque es distinto en primaria y secundaria. En este último intenta empezar a darle una vertiente de preparación de exámenes oficiales. "Las clases son más largas, pero no por ello más aburridas. En primaria, "lo que queremos es que los niños vengan a clase pasándoselo bien, no que piensen que otra vez les toca ir a inglés".

"En un negocio pequeño en un pueblo tienes que responder a las necesidades básicas de tus vecinos"

En períodos vacacionales también existe la posibilidad de acudir a campamentos. Durante el curso, en festivos, Patricia ofrece una "alternativa educativa y divertida" destinada a los niños de los padres que tienen que acudir al trabajo. "Al final en un negocio pequeño en un pueblo tienes que responder a las necesidades básicas de tus vecinos. Es algo que he ido detectando y esa es mi aportación a la conciliación porque al final las extraescolares no están pensadas para eso".

"Soy la señora de la limpieza, la profesora, la directora y la jefa de estudios todo a la vez", cuenta, pero tiene esperanzas en el futuro. "Quiero que la escuela crezca con el pueblo porque al final estamos acostumbrados a irnos fuera de nuestro entorno para tener una serie de servicios". Patricia espera que en el futuro la escuela se llene de gente de todas las edades, "y no sólo por cercanía, también por confianza".

Patricia quiere quedarse en Meaño toda la vida y, si todo va bien, "tendríamos que buscar un local más grande, pero en la zona me voy a quedar". Se siente arraigada al municipio. "Me he comprado una casa, tengo a mis dos hijos escolarizados aquí, la idea es montar mi negocio aquí y aunque he venido de acogida porque vengo de Pontevedra, convertirme en una vecina mas".