La guardiana de la Guardia Civil

JUBILACIÓN ▶ Sin vestir el uniforme verde, María del Carmen Taboada fue, durante más de tres décadas, una pieza imprescindible puertas adentro del que hoy es el Puesto Principal de Sanxenxo, y un apoyo incondicional que trascendió su trabajo como limpiadora de las instalaciones
 
María del Carmen (centro) recibió una placa conmemorativa de la Guardia Civil con la imagen de la Madama en la Sala Nauta. DS
photo_camera María del Carmen (centro) recibió una placa conmemorativa de la Guardia Civil con la imagen de la Madama en la Sala Nauta. DS

María del Carmen Taboada no vestía el uniforme verde, pero su papel en el que hoy es el Puesto Principal de la Guardia Civil de Sanxenxo nunca pasó desapercibido entre los que la consideraron, durante 35 años como limpiadora de las instalaciones, una compañera más, parte de esa gran familia que vio cambiar, crecer y evolucionar, sin preocuparse de los horarios. "Yo estaba allí a gusto. Fumaba con ellos, reíamos y hablábamos, y también reñía cuando hacía falta. Entre todos colaborábamos. Antiguamente la misa y los pinchos se hacían allí, trabajábamos un montón, limpiábamos el garaje y las instalaciones mano a mano incluso con las mujeres de los oficiales superiores", recuerda.

Llegó un día de 1987 y allí se quedó hasta su jubilación. "Entré cuando aquello todavía era un puesto normal, gracias al cabo Villar, que fue quien me dijo que se iba la antigua señora de la limpieza. Cuando empecé, los pabellones estaban llenos de familias y de niños por todas partes", cuenta. Vio crecer a los hijos de los guardias civiles, vivió jubilaciones, cambios de sargento, mandos, la llegada de los tenientes y la ampliación del cuartel, asistiendo de cerca a la historia de unas vidas que han quedado irremediablemente ligadas a la suya, en un lugar que le fue tan familiar como su propia casa. "Yo les agradezco en el alma todo lo que hicieron por mi. Conocí a muchísima gente en todos estos años y estuve más que encantada allí", asegura con nostalgia.

Llegó en 1987 y allí se quedó hasta su jubilación, por la que recibió un homenaje en agradecimiento y un obsequio en la Sala Nauta

Tanto es así que, tal y como explica, "cuando terminé a finales de junio, un día cogí mi bolsita con mi manzana y mi botella de agua y me fui a trabajar. Me encontré con un vecino, que me preguntó si me iba al trabajo y le dije que sí. Y cuando llevaba unos pasos andados me di cuenta de que me había jubilado. Tuve que dar la vuelta", ríe.

SENTIDO HOMENAJE. La figura de María del Carmen en el Puesto Principal de la Guardia Civil de Sanxenxo es incluso anterior a algunos de los guardias civiles que, actualmente, están llegando al final de su carrera. "Cuando yo llegué hace 30 años, ella ya estaba allí", asegura Ricardo Vera, uno de los guardias, que está a punto de pasar a la reserva. "Siempre estuvo para todo lo que necesitamos, para cualquier cosa, ella ayudaba con lo que hiciese falta. Para nosotros fue un gran apoyo durante tantos años", asegura.

Y, además de su lado más humano, los guardias destacan también su carácter de trabajadora incansable. "A veces no te dabas cuenta de que estaba allí, acababa su trabajo y todavía se iba a retocar más cosas, no paraba", dice.

Precisamente, "por el cariño que le teníamos", los miembros del Puesto Principal de la Guardia Civil del municipio dedicaron la pasada jornada del 12 de octubre a homenajear en la Sala Nauta a este miembro del equipo que, para ellos, fue imprescindible. "Ella no tenía ni idea, fue una sorpresa muy grata en la que hubo mucha emoción", asegura Vera.

Ahora, y con el cariño de todos los que también han sido parte de su familia durante 35 años, María del Carmen tampoco piensa parar. "Soy muy inquieta. Por el momento ya me apunté a todas las actividades de las Mulleres Rurais de Sanxenxo, y eso es lo que pienso hacer", afirma.