En octubre del 98 la selección española escogió el campo de fútbol de Baltar, en Portonovo, para realizar sus entrenamientos.
Juan Antonio Camacho, entrenador en esta época, se vio obligado a citar a cuatro futbolistas del equipo local para poder realizar un partido: Fiti, Tino, Iglesias y Juan Ramón, jugadores del Portonovo SD. De esta forma, Camacho conseguía hacer dos grupos de once y mostrar a los aficionados de Portonovo un humilde partido de la selección española.
Este día, a parte de convertirse en un hito para los seguidores del equipo portonovés, dejó al margen a los jugadores internacionales y convirtió en estrellas a cuatro jóvenes de un modesto equipo gallego que solo jugaban por afición y pasión al deporte.
Esto se pudo comprobar cuando tras el juego, los portonoveses fueron abrazados y apoyados por todos sus vecinos y vecinas.
Los propios futbolistas lo recuerdan como uno de los días más especiales de su vida y, en declaraciones, "mejor que una Copa".