Los tres magos procedentes de Oriente, que todos los años acreditan su don de la ubicuidad, lo tuvieron de cara en esta ocasión para estar a la altura de las expectativas que generan. Los niños aguardaban expectantes después de dos años en los que un virus impidió que la cita con la ilusión se celebrase por todo lo alto, y el tiempo se convirtió en un aliado porque una tarde soleada y casi primaveral dio paso a una noche más bien fresca, pero mágica, que es lo que importa.
En la comitiva presidida por Melchor, Gaspar y Baltasar tuvieron acomodo los 31 niños que resultaron afortunados entre los 974 que se inscribieron en un sorteo y ocuparon el Tren Mago, que abrió un desfile que se celebró en dos series. La primera, durante la mañana, tuvo como destinos las parroquias del municipio, y por la tarde llegó el momento culminante con el multitudinario paseo desde Sanxenxo a Portonovo.
Entre una y otra, los Reyes Magos escucharon las peticiones de los niños que se acercaron hasta la Sala Nauta. No faltó la tradicional sesión de la Danza de Reis, y la noche fantástica de Sanxenxo se iluminó con un espectáculo pirotécnico.
No había un hueco en las aceras de Vilagarcía, donde se agolparon varias decenas de miles de personas en el itinerario entre al Praza da II República y la Casa Consistorial, donde concluyó el recorrido de una comitiva en la que participaron en torno a medio centenar de personajes. Igual de animada resultó la tarde en Vilanova, donde el Concello regaló más de 4.000 juguetes, Cambados y O Grove
