El Villalonga vive un sueño: "No nos sentimos un equipo, nos sentimos una familia"

En un año, el conjunto celeste ha pasado de pelear en Preferente por la permanencia a ascender a Tercera. La clave fue "el grupo humano"

 La plantilla del Villalonga celebra el ascenso tras confirmar la derrota del Valladares. RAFA FARIÑA
photo_camera La plantilla del Villalonga celebra el ascenso tras confirmar la derrota del Valladares. RAFA FARIÑA

"Ni en mis mejores sueños me podría imaginar que a falta de cinco jornadas le sacaríamos 15 puntos al tercero". Así resume Nico Fraga, capitán del Villalonga, la emoción en el día después de haber conseguido el ascenso a Tercera Federación. El conjunto comandado por Luciano González regresa a la categoría seis años después y a falta de cinco jornadas para que termine la liga regular. Todo ello fruto del "grupo humano" que crearon en el equipo, según apunta el propio técnico.

"No nos sentimos un equipo de fútbol, nos sentimos una familia y al final eso se traslada al campo", explica el preparador, "había días que era complicado hacer la alineación, pero el que no jugaba no se enfadaba, sino que animaba al compañero e iba a entrenar con más fuerza para ganarse el puesto. Eso hace que todo el mundo sume y la clave estuvo ahí, en que todo el mundo estaba enchufado".

El cuadro celeste ha protagonizado una de las temporadas más extraordinarias de su historia. Hace un año, cuando Luciano llegó al banquillo, el Villalonga estaba peleando por la permanencia. Ahora es equipo de Tercera RFEF. "Devolver a la gente y al pueblo a esta categoría es una emoción inmensa. Aquí hay mucha gente que trabaja mucho por detrás, en la sombra y seguramente sin ningún tipo de remuneración. Lo hacen solo por sacar el club adelante y para nosotros es un orgullo haber podido darle esta alegría a todos", explica Fraga.

El capitán coincide en que la clave para haber logrado todo esto es la unión que se vive en la plantilla. "Cuando llegó Luciano estábamos en una situación complicada, pero conseguimos remontar", recuerda, "insisto que ni en mis mejores sueños me podría creer que consiguiéramos esto porque al final los jugadores somos prácticamente los mismos. Hay 10 o 12 que llevamos aquí muchos años, somos amigos y ahí estuvo la clave del cambio".

Desde el primer día, el técnico celeste insistió a sus jugadores en que debían "confiar en ellos mismos porque son jugadores de mucha calidad, como así lo demostraron después. Les dije que yo les iba a echar una mano, pero quien iba a salvar el equipo eran ellos".

En un grupo acostumbrado al éxito -solo han perdido seis partidos de 39 desde que llegó Luciano-, la gestión del vestuario también ha sido fundamental. "Cuando empatábamos o perdíamos intentábamos meter más alegría en los entrenamientos", explica el técnico, "mientras que al ganar estábamos más encima de los jugadores para que no se relajaran".

El preparador quiere poner en valor "el trabajo de los jugadores. No ganamos por dinámica de campeón, es fruto del trabajo que han hecho durante todo el año, que ha sido espectacular. Se merecen esto y mucho más".