34 años después de la operación Nécora, histórico operativo que marcó un antes y un después y retiró las caretas a los grandes capos de la droga de las Rías Baixas, la historia parece repetirse. No por la ostentación pública (los detenidos de este martes, salvo excepciones, disfrutaban de sus lujos en la intimidad), pero sí por el bestial poder económico que atesoraban, con viviendas dignas de personas multimillonarias, tal y como se puede observar en el amplio vídeo que ilustra esta información.
La Unidad Central Operativa, con la imprescindible ayuda de Europol para acceder a las comunicaciones encriptadas del grupo gallego desmantelado, consiguió llegar a todo el entramado narcocriminal con centro de operaciones en el triángulo de la cocaína (Vilagarcía, Vilanova y Cambados), que tenía capacidad tanto para recibir grandes alijos de cocaína en embarcaciones de recreo, principalmente veleros, como hacer grandes importaciones de hachís (toneladas) y distribuir drogas sintéticas como cocaína rosa, anfetaminas o MDMA, e incluso heroína y marihuana. Sustancias para todo tipo de consumidores.
Sin embargo, no es la droga lo más destacado en la operación Halia, sino el dinero. Las montañas de efectivo, más de tres millones, localizadas en los registros, suponen el récord de todos los tiempos en la lucha contra el narcotráfico gallego, y eso es mucho decir. Junto a ello, una colección de motos de velocidad, relojes Rólex y las citadas casas dotadas de jardines y piscinas de gran lujo llamaron la atención.
"Los intentos de traslado e introducción de la droga en España por esta organización han sido fructíferos en distintas ocasiones, siempre a través de las costas gallegas", detalla la UCO, que también contó con el apoyo de la DEA norteamericana en este operativo. Pese a las sospechas, muy pocos de los investigados tenían antecedentes (el caso de Víctor Dopico, exmiembro del Clan de Los Charlines, es una excepción). Los detenidos buscaban a personas jóvenes sin historial delictivo para emprender las travesías marítimas en busca de la cocaína, según se supo tras analizar sus comunicaciones encriptadas que ellos creían indescifrables.
"Ya desde distintos puntos de la geografía gallega, la organización utilizaba vehículos dotados con sofisticados dobles fondos y sistemas de ocultación del estupefaciente, para distribuir el mismo por distintas provincias de la geografía española", explica la Guardia Civil.
Para obtener beneficios aún más cuantiosos, la red disponía de un laboratorio para la adulteración de cocaína y elaboración de hasta 100 kilos al mes en una zona rural de Madrid.
Bienes valorados en diez millones de euros
La ganancia ilícita derivada de la actividad criminal de organizaciones como la desmantelada esta semana en Galicia es al mismo tiempo fuente de financiación y pretensión de lucro y estatus para sus integrantes. Por ello, uno de los principales objetivos de los investigadores era la erradicación de su aparato económico, algo que se consiguió en buena parte.
El análisis realizado por los investigadores ha permitido aflorar un patrimonio ilícito que supera los diez millones de euros en territorio nacional, repartido entre viviendas de lujo, vehículos, embarcaciones y otros derechos, resaltando la explotación de estancos y de viveros de moluscos.
Para asegurar el disfrute de estos beneficios, los integrantes de este grupo narcocriminal se servían de distintas estructuras orientadas a la ocultación y blanqueo de los mismos, sirviéndose a tal efecto de testaferros, empresas pantalla, compensaciones en metálico y ficciones documentales, cuyo objeto no es otro que desvirtuar la trazabilidad de sus bienes y apartar el foco de una posible investigación respecto a su entorno más inmediato, según explica la Unidad Una de las partidas de hachís intervenidas. uco Central Operativa.