La covid frena la emigración en la provincia

En el año 2021, 8.614 pontevedreses hicieron las maletas y abandonaron la provincia en busca de una vida mejor  Son 1.131 personas menos que antes de que comenzara la pandemia del coronavirus, según los datos publicados por el IGE

 Varias personas cargadas de maletas salen de Pontevedra. GONZALO GARCÍA
photo_camera Varias personas cargadas de maletas salen de Pontevedra. GONZALO GARCÍA

Cada año, millares de personas abandonan su ciudad natal en busca de una vida mejor. El trabajo, los estudios o el amor son los principales motivos por los que los pontevedreses deciden dejar toda su vida atrás y probar fortuna en un nuevo lugar en el que establecer su hogar. En 2021, un total de 8.614 pontevedreses hicieron sus maletas y abandonaron la provincia en busca de una vida mejor, fijando su residencia en otra comunidad autónoma o en el extranjero.

Con esta cifra se constata un descenso en el número de emigrantes de la provincia desde el año 2017, punto álgido de la emigración pontevedresa en el siglo XXI, momento en el que el número emigrantes en Pontevedra estaba en los 11.688.

Con respecto al 2019, cuando la pandemia del coronavirus todavía no había paralizado al mundo, el número de personas que abandonó Pontevedra se redujo en 1.131. Del total de ciudadanos de la provincia pontevedresa que dejaron atrás Galicia el año pasado, más del 50% lo hizo a otra comunidad autónoma (5.573 personas), mientras que la cifra restante optó por buscarse la vida fuera de España (3.041).

Por comarcas, la de Vigo lidera el ránking, con 3.560 emigrados, seguido de lejos por Pontevedra, con 1.537. Le siguen O Salnés (1.046), O Morrazo (676), O Condado (625), O Baixo Miño (449), O Deza (298), Caldas de Reis (209), Tabeirós-Terra de Montes (135) y, por último, A Paradanta (79). Por otra parte, dentro de cada comarca, en general las capitales son los concellos que más salidas han registrado en el último año.

Así, el top del ránking lo ocupa, de nuevo, la ciudad olívica, con 2.481personas que han hecho la maleta en busca de otro lugar de residencia fuera de las fronteras de la comunidad gallega; mientras que el segundo puesto es para la Boa Vila, que en 2019 registraba 1.111 emigrantes que escogieron como destino otro país u otra comunidad autónoma.

Cabe destacar que las comarcas de Pontevedra, de O Salnés y de O Condado son las únicas que han aumentado el número de personas emigrantes en 2021. Pontevedra registraba en 2021 1.537 personas que habían abandonado la ciudad en ese año, frente a 1.514 que lo había hecho en 2019. O Salnés, 1.046 frente a 942 y O Condado pasó de 425 personas emigrantes en 2021 a 625 el año pasado.

Por concellos

En la comarca pontevedresa (1.537), el municipio que más salidas ha registrado en 2021 es la Boa Vila, con 1.111, seguido de Poio, con 222, Cerdedo-Cotobade, con 72, Ponte Caldelas, con 49, A Lama, con 36, Vilaboa, con 26, Barro, con 13, y Campo Lameiro, con 8, según los últimos datos facilitados por el Instituto Galego de Estadística, correspondientes al año 2021.

En Caldas, con 209 personas contabilizadas que abandonaron la zona, la capital lidera el ránking con 71 emigrados, seguido de Cuntis con 34, Pontecesures con 25, Moraña con 24, Portas con 20, Catoira con 19 y Valga con 16.

En O Deza, con 298 personas emigradas, Lalín ocupa el primer puesto con 168 personas, seguido de Silleda, con 82, Vila de Cruces, con 22, Agolada, con 14, Dozón y Rodeiro, con seis cada uno.

En O Morrazo abandonaron sus hogares para buscar una vida mejor 676 vecinos y vecinas de la comarca. El concello de Marín se sitúa a la cabeza con 333 personas emigradas en 2021, seguido de Cangas, con 186, Moaña, con 98, y Bueu, con 59 emigrantes.

En O Salnés, el IGE cifró el número de emigrantes en 2021 en 1.046, de los cuales 454 eran de Vilagarcía, 205 de Sanxenxo, 122 de O Grove, 87 de Cambados, 64 de Vilanova, 36 de A Illa de Arousa, 28 de Meis, 25 de Meaño y otros tantos de Ribadumia.

En la comarca de Tabeirós-Terra de Montes, de los 135 emigrantes contabilizados, 113 pertenecen a A Estrada y 22 a Forcarei.

En O Baixo Miño (449), emigraron de Tui 165 personas, de A Guarda, 126, de Tomiño, 88, de Oia, 38, y de O Rosal, 32.

En la comarca de O Condado (625) está a la cabeza el municipio de Salvaterra de Miño, que tuvo 356 salidas, seguido de Ponteareas, con 212, Mondariz, con 32, As Neves, con 21, y Mondariz-Balneario, con cuatro.

En A Paradanta (79) destaca A Cañiza, con 43 emigraciones, Covelo, con 17, Crecente, con 13 y Arbo, con seis.

Por último, la comarca de Vigo registró en 2021 3.560 personas que abandonaron su hogar, con la ciudad olívica a la cabeza, con 2.481, seguida de O Porriño, con 278, Nigrán, con 176, Redondela, con 151, Baiona, con 143, Mos, con 89, Salceda de Caselas, con 84, Gondomar, con 68, Soutomaior, con 52, Pazos de Borbén, con 31, y Fornelos de Montes, con siete.

Pablo Valtierra: "Me gustaría volver, pero tendría que cambiar mucho la situación de España"

En el mes de mayo del año pasado Pablo Valtierra hizo sus maletas en su residencia de Marín y voló rumbo a Polonia. Y es que tras finalizar sus estudios como azafato fue contratado por una aerolínea polaca en la ciudad de Cracovia. "Estuve dos meses haciendo el curso obligatorio para poder ejercer, pero al final no pude trabajar porque suspendí el último examen", cuenta Pablo.

Sin embargo, lejos de echarse atrás, y sobre todo "teniendo en cuenta que la situación laboral en Polonia es muy muy buena, decidí quedarme dos semanas más y buscar trabajo", cuenta este marinense. Y a pesar de estar en otro país, encontrar un nuevo empleo no le supuso ningún problema, ya que "sabiendo inglés y español hay trabajo". "Estuve dos semanas en un hotel y literalmente a los cinco días ya tenía trabajo y un piso alquilado", asegura.

A pesar de estar a gusto en este país del norte, "me gustaría volver, pero para ello tendría que cambiar mucho la situación de España, porque se que el nivel de vida que tengo aquí no lo tendré en España", apunta. "Aquí es muy sencillo encontrar trabajo y aparte se vive muy bien, en el sentido de que los sueldos y lo que cuesta la vida está muy bien equilibrado". Así, aún con la guerra de Ucrania y la inflación, "yo a día de hoy puedo seguir viviendo bien y no me falta de nada, y se que en España, con 23 años y recién acabada la carrera, sin estudios específicos, sería imposible poder vivir yo solo y tener mi propio sueldo".

"Con estudios específicos", precisa, "me refiero a que aquí en Polonia no es necesario tener una carrera específica para trabajar de algo", cuenta. Así, Pablo trabaja actualmente en el sector audiovisual "pero yo estudié Restauración de Arte, no tiene nada que ver".

Las principales diferencias entre Polonia y España son "principalmente el trabajo y la cultura. Aquí la gente es más fría, pero también porque nosotros somos más cercanos", apunta Pablo.

Claudia Gómez: "Hay más oportunidades laborales en Francia, con salarios y condiciones dignas"
Claudia Gómez es de Pontevedra, tiene 25 años y, aunque actualmente reside en París, tiene claro que "me encantaría volver porque la calidad de vida que hay en España no la hay en otros países de Europa". Además, echa en falta "comunicarme en mi día a día en mi lengua materna sin que me digan tienes un pequeño acento, de donde eres? jajaja".
Claudia estudió Periodismo en Santiago y un máster de Marketing Digital y Redes Sociales en Madrid. Regresó a Galicia en la pandemia, pero al terminar esta decidió irse a Francia "aunque suene muy cliché, por amor", pues durante su estancia en el país vecino cuando estuvo de Erasmus inició una relación.

Le surgió una oportunidad laboral y en septiembre de 2020 "hice las maletas y me fui, en principio, seis meses a Francia". Sin embargo, dos años después, Claudia todavía no ha regresado a Pontevedra. "En nuestros planes de futuro está el volver y formar una familia en España, pero eso se verá en unos años... por ahora nos queda aún un tiempito trabajando aquí para ahorrar y el día de mañana poder vivir mejor allá", cuenta Claudia. "Hay más oportunidades laborales en Francia, con salarios y condiciones dignas", cuenta Claudia, y recuerda que "hace un tiempo estuve haciendo entrevistas con diferentes empresas, españolas y francesas, y una de las españolas me propuso hacer... ¡un contrato en prácticas! No un contrato laboral. Teniendo yo más de un año de experiencia en el mercado laboral".

Con todo, esta pontevedresa precisa que la calidad de vida "es mucho mayor en España. Como allí no se vive en ningún lado, por el clima y porque la vida en general es más barata. Aunque por otro lado los salarios son más bajos".

Claudia destaca, como principales diferencias entre Francia y España, los horarios de las comidas y los de apertura de los comercios, que echan el cierre sobre las seis de la tarde.