Shaowei Liu: “Estoy orgulloso de ser español y chino”

Tras idas y venidas a China, y cansado de trabajar "para otros", decide volver a Vilagarcía y montar un bazar que regenta a día de hoy
photo_camera Shaowei Liu para Vida Salnés. JOSÉ LUIZ OUBIÑA
Mi historia
Nací en Qintian (pronunciado chintian) que es un pequeño pueblo de la provincia de Zhejiang (donde está Shanghai) de donde proceden la mayoría de los chinos de España. El 90% de los chinos que viven en España proceden del mismo pueblo del que vengo yo. Vine a España con 5 años. Vino mi padre primero a trabajar junto a mis tíos en Pontevedra y posteriormente vino mi madre y me dejó con los abuelos. Eso es muy común en China. A mí me dejaron hasta el fallecimiento de mi abuela. En ese momento mis padres decidieron traerme a España. Llegué a Pontevedra. Un lugar desconocido. Lo bueno es que era tan pequeño que no tengo recuerdos de cómo me adapté, de cómo aprendí el idioma, porque fue un proceso muy natural para mí. Mis padres trabajaban en el primer restaurante chino que hubo en Pontevedra, el Lon Fon. Así fueron mis primeros años: mis padres trabajando en el restaurante, yo estudiando, jugando, ayudando, hasta que mis padres decidieron con los ahorros abrir un restaurante chino en Vilagarcía, el primero, en el año 92. 

¿Por qué Vilagarcía?
Porque los chinos suelen replicar los negocios que tienen éxito. Primero fueron los restaurantes, luego los bazares, ahora están los sushis, las cadenas de ropa. Es un clásico eso de que en China se copia todo. 

¿No es un estereotipo eso de que los chinos copian?
No es un estereotipo. Si tú ves que algo funciona ¿por qué vas a cambiarlo?

¿Pero por qué venir a Vilagarcía?
Por cuestiones de estudio de mercado: ¿Dónde no hay un chino? La poblacion más grande y más cercana a Pontevedra es Vilagarcía. Mis padres no iban a abrir un restaurante chino en Pontevedra para hacerle la competencia a mis tíos. 

¿Y te vuelves arousano?
Sí, me cambié de colegio y empecé a vivir aquí. Eso sí lo recuerdo porque tenía unos 8 años y ya hablaba español. Mi vida fue lo mismo: estudiar, ir al restaurante a comer y los fines de semana ayudar. Yo nunca dejé de aportar mano de obra en casa.

¿Cómo es la relación con tus padres?
Hay un choque cultural entre la primera generación de chinos que vinieron a España en los años 80 y la generación de chinos que nace aquí o que se cría aquí. Nosotros recibimos influencia española, crecemos con la mentalidad de que no es todo trabajo. Mis padres son emigrantes y su objetivo es prosperar sin importar el sacrificio que suponga. Lo importante es hacer dinero, intentar comprar una vivienda en su país de origen porque así tienen un lugar donde volver. Y nosotros echamos raíces aquí. Si me preguntas de dónde soy, te digo que soy de España aunque mis rasgos no me identifican. 

¿Te sientes bicultural? 
Sí, de hecho yo creé una comunidad en internet que se llama ‘chiñoles’ porque la verdad es que tuve un conflicto de identidad de pequeño. Yo quería sentirme español, no quería ser diferente al resto de los niños. Me señalaban “el chino”, pero no me sentía chino porque yo crecí aquí, hablo perfectamente el idioma y me identifico con la cultura española. No viajé a China hasta que cumplí los 18 años, y tuve conflicto de identidad. 

¿Hablabas de esto en casa?
El problema de las familias chinas es que no hay una comunicación fluída entre padres e hijos. Entonces no intimas realmente con tus padres para contarles tus historias, tus miedos, tus sueños. Las familias chinas tienen un problema de comunicación.

¿Cómo superas tu conflicto de identidad?
Una es aceptar que tú eres chino, pero también eres español. Cuando eres pequeño no entiendes que puedes pertenecer a dos sitios a la vez. Que hay dos formas dentro de ti, dos formas de pensar, dos idiomas, dos formas de ver la vida. 

¿Te ayudó volver a China?
Fue un cambio de chip, de mentalidad. Volví a conectar con mis raíces. Es cuando digo: es mi país también. Y el hecho de conocer también a otros chinos en mi situación. 

Y cuando llegas a China por primera vez, ¿comparas?
Claro, siempre comparas. 

¿Por ejemplo?
Allí por ejemplo la gente no respeta las colas. El más rápido no es el maleducado, es el más listo. Son más agresivos, te empujan... aquí lo haces un poco más a escondidas. Allí no. Es que es un país donde viven casi mil cuatrocientos millones de personas, si no eres el primero no llegas. Hay mucha competencia. Por eso los niños chinos son los primeros en las listas de los exámenes a nivel global porque los padres les exigen que sean los primeros.

¿Tus padres también te exigían?
Claro. Yo llegaba a casa con un 8 y no era suficiente. Cuando a los demás niños de mi clase llevaban un 5 o un 6 les decían ‘¡muy bien chaval!’ Yo cuando llegaba con un 8 o un 9 me decían ‘tienes que mejorar’. 

No es casualidad que estudiaras negocios.
Fui a la universidad de Santiago y estudié administración de empresas. Yo tenía muy claro que quería estudiar algo relacionado con el dinero porque crecí en el negocio familiar. 

Y eso te marcó.
Yo era el hijo mayor, era el enlace entre mis padres y España. Si tenían un problema con Hacienda, con la gestoría, con el banco, con el agua, con la luz... era yo. Yo con 10 años tenía que entender qué era el IVA, qué era un préstamo, qué era un tipo de interés. Yo estaba de enlace, de traductor. Yo era el administrador del negocio. 

Menuda responsabilidad.
Y además se enfadaban mis padres. Había conceptos que para mí eran muy abstractos. Y mis padres se frustraban. Imagínate traducirlo al chino porque yo tenía un vocabulario muy limitado también. 

¿Sufriste problemas de autoestima?
Si, obviamente. Porque los padres chinos no hacen refuerzo positivo. Hacen refuerzo negativo para que tú te superes. Supongo que desde pequeño eso no me hacía sentir lo suficientemente querido por mis padres. 

¿Y cuándo descubres que tus padres te quieren?
Con el tiempo te das cuenta de que los padres chinos no lo demuestran tan directamente con abrazos o con besos o con refuerzos positivos. Pero te das cuenta de que ellos trabajan no sólo para ellos. Te dicen: ‘yo este dinero no lo puedo llevar al otro mundo, este esfuerzo que hago es para que mis hijos y las siguientes generaciones vivan mejor’.

¿Vives un antes y un después de la universidad?
La verdad es que fue la etapa más bonita de mi vida. Estaba lejos de mis padres, del negocio familiar. Luego vino lo difícil. Me gradué en 2009 y en aquel momento España estaba en plena crisis del ladrillo. Entonces decidí volver a China para estudiar chino. Tuve que aprender chino desde cero. Estuve tres años en Pekín.

Pero regresas.
Y me quedé en Madrid trabajando porque en Vilagarcía no había trabajo. 

¿No te llamaba la tradición familiar?
Yo siempre fui educado para emprender. Dicen los chinos que trabajando para otro nunca vas a hacerte rico. 

¿Por eso regresas a Vilagarcía?
Ya tenía unos 30 años y estaba cansado de trabajar para otros, como dicen mis padres. En ese momento, ya había hecho mi vida y mis viajes y regreso para montar un Bazar, es un negocio familiar que están en la calle Dr. Tourón.

¿Regresas a la familia?
Exactamente. La verdad es que me aburrí de las grandes ciudades. 

¿Un Bazar es un buen negocio?
Ahora mismo no, por la irrupción del comercio electrónico. 

¿Qué es un pequeño comercio?
Es lo que da la vida al barrio. Una calle sin locales abiertos es una calle muerta. 

¿Cómo es la gente de Arousa?
Gente agradable. Yo tuve la suerte de crecer en Vilagarcía y nunca sufrí actos racistas como algunos que viven en una gran ciudad. Aquí es como una gran familia. 

¿Qué diferencia hay entre los chinos de aquí y los de allá?
Es simple: allá son más chinos. Yo soy chino pero estoy españolizado. Soy más sociable. Allá su vida se enfoca en trabajar y en aparentar. 

¿Son más materialistas?
Mucho más. La gente tiene una visión equivocada de China. Piensan que la gente abraza el comunismo. No es así. Es cierto que el Partido Comunista gobierna China, pero es un país de dos sistemas. Un sistema político comunista, pero la práctica es de economía de mercado liberal y además salvaje. Allí no hay horarios comerciales. 

¿Y la libertad?
Yo en China no me he sentido cohibido ni amenazado. Pero yo tengo un concepto de la libertad occidental que es muy diferente del punto de vista oriental. En China no se piensa en cambios políticos, se piensa en cambios económicos. La gente no piensa en política ni les interesa. Lo que quieren es trabajar y vivir mejor.

¿Y cómo nos ven a nosotros?
Ellos son amantes de lo occidental. Les gustan los productos occidentales. El cánon de belleza está occidentalizado: ojos más redondos, ojos más grandes, nariz más alta. 

¿Dónde está tu parte gallega?
Eso es complicado de explicar. Yo te diría que en la retranca. Cuando te preguntan y respondes con otra pregunta. 

¿Usas el gallego?
No, porque no lo utiliza nadie de mi entorno. Pero lo estudié en la escuela y nunca tuve ningún problema.

¿Cómo te ves en cinco años?
Me veo aquí y espero prosperar. Mi idea es llevar el negocio familiar a expandirse. 

TEST DE VIDA 

¿Una palabra?
China, es la palabra que más me persiguió en mi vida. Estoy orgulloso de ser chino y de ser español.
¿Un lugar?
Vilagarcía, es mi hogar.
¿Una persona?
Mi madre, Aiqin.
¿Un personaje?
Dorian Gray, el único libro que leí tres veces.
¿Alguien importante?
Yo no diría alguien, yo diría un viaje, mi viaje a China que me hizo cambiar de chip.
¿Una cosa?
Los propios palillos (Kuái Zi)). Yo crecí con estos palillos tanto para comer como para trabajar.
¿Alguien imprescindible?
Yo creo que nadie. 
¿Que es la vida?
Creo que la vida es un viaje. Yo he pasado por muchas etapas desde que llegué a este país como un niño que no conocía a sus padres. Y poco a poco te das cuenta de que lo que eres es por todo lo que has pasado y lo que nos queda. Voy a intentar ser mejor en este viaje.