Ángela Cifuentes se secó una lágrima con la mano y tanto Ana Pérez como Leticia Abal tuvieron que esforzarse para no llorar cuando explicaron que las imágenes de los perros y los gatos que figuran en la portada del calendario editado por la Asociación Protectora de Animales de Vilagarcía corresponden a animales que murieron en sus instalaciones por no haber encontrado un hogar donde los acogiesen.
Las tres acreditan un largo historial de trabajo altruista, pero no por eso criaron callo, siguen emocionándose, y cuando hablan de ellos podrían recitar sus nombres, uno por uno, de los 150 gatos y los casi 200 perros que se encuentran en el refugio de O Pinar do Rei. Esta mañana presentaron en la Casa Consistorial de Vilagarcía el calendario del año 2023, que en esta oportunidad tiene una temática que sirve de hilo conductor de las doce fotografías que ilustran cada mes: la dedicación a la música de los propietarios de los perros y los gatos. En esta iniciativa resultó fundamental el papel jugado por la firma Zootógrafo, cuya contribución a la causa fue totalmente desinteresada, y también participa del mismo modo la firma Baños Print, donde se imprimen.
El precio es siete euros, al igual que el de la agenda, y los ingresos ayudarán a hacer frente a los gastos que supone cuidar (alimentar,
desparasitar, esterilizar y tratar cuando enferman) los animales. En esta tarea es determinante la ayuda del Concello, que aporta 30.000 euros. Quienes quieran adquirirlos podrán hacerlo en las tiendas de veterinaria, la Protectora y también en los puestos que instalarán durante el mes de diciembre en la calle, aprovechando el tirón derivados de los festejos navideños.
Este acto habría tenido lugar hace tres días, coincidiendo con la fiesta dedicada la patrona de los músicos, santa Cecilia, pero no fue posible, y no por eso tuvo menos significado la jornada de hoy, porque se cumplieron 28 años desde que se puso en marcha la Protectora de Animales de Vilagarcía.
Los voluntarios que atienden el servicio se ocupan de perros y gatos día a día, sin sábados, festivos ni domingo, tratando de encontrarles un hogar, pero sin dejar de exigir que quienes quieran adoptarlos reúnan un mínimo de exigencias, de ahí que en algunas ocasiones visiten las casas donde los esperan.
Esta práctica, y la experiencia acumulada a lo largo de los años, están haciendo posible que el número de devoluciones que registren sea
mínimo.
