VIDA SALNÉS

Anan Abdalah: “Quiero contar la verdad de Palestina”

Tras llegar a España con 18 años, y después de un periplo por República Dominicana, ha dedicado toda su vida a la medicina
photo_camera Tras llegar a España con 18 años, y después de un periplo por República Dominicana, ha dedicado toda su vida a la medicina [VÍDEO: JOSÉ LUIZ OUBIÑA y EDUARDO DE LA PEÑA]
Mi historia
Soy palestino de corazón y de alma. Nací en una ciudad que se llama Nablus, al norte de Jerusalén. Mis abuelos eran campesinos, mi padre profesor, mi madre costurera que trabajaba tarde y noche para sacar adelante a sus cinco hijos, tres chicos y dos chicas. Hice los primeros estudios en Palestina y a los 17 años salí de casa. A los 18 llegué a España a estudiar medicina, hice la especialidad en medicina de familia en la Universidad de Santiago. Después me fui a la República Dominicana a hacer la especialidad de estomatología. Volví a España en 1973 y desde entonces estoy en Galicia y en el Salnés, a no ser por dos años que trabajé en Londres. Toda mi vida trabajé en la medicina pública y la privada. Conocí a una cambadesa con la que estoy felizmente casado, y tengo dos hijos maravillosos. Nuestra hija estudió derecho en Santiago y trabaja en Edimburgo, y nuestro hijo estudió dirección y administración de hoteles y trabaja en Ibiza.

¿De dónde eres?
Tengo el corazón dividido entre Palestina y Galicia. Uno no puede olvidarse de sus orígenes nunca, y tampoco me puedo olvidar de la familia de mi mujer que es mi familia y me siento aquí uno más. 

¿Y tu mujer cambadesa conoce Palestina?
Cuando me casé era de pensamiento idealista y quería ser el Che Guevara de Palestina. Y la cambadesa fue conmigo allí. Y descubrí que estaba equivocado. No sabía distinguir entre idealismo y realismo. Yo regresé a España y mi mujer se quedó allí un año y no quería venir. Si no fuera por la intifada no venía, porque se encontraba muy bien. Mi madre la acogió como a una verdadera hija. Mi madre se llamaba Fátima, mi mujer se llama María Dolores y las dos estaban muy unidas. 

¿Entonces hay una la conexión entre el Salnés y la cultura palestina?
Totalmente. A mí no me costó nada adaptarme a la sociedad gallega. 

¿Será porque las dos culturas comparten el desarraigo, la emigración?
Exactamente. El amor a la tierra, las leiras del campesino, la emigración tanto en la sociedad gallega como en la palestina, el carácter, la psicología, lo emocional, en las costumbres incluso. 

Le pregunto al médico palestino: ¿Cómo somos los pacientes gallegos?
El paciente del interior es diferente al de la costa. El carácter fuerte del paciente de la costa lo notas claramente; pero hay que saber afrontar las situaciones porque tú eres el médico. Pero por lo general mi experiencia ha sido muy buena con los pacientes gallegos.

¿Dejaste tu jubilación para ayudar a tus colegas durante la crisis del Covid?
Yo tenía que jubilarme el 15 de marzo cuando comienza el Covid y mis compañeros me pidieron que me quedara y seguí hasta el 15 de junio. Al año siguiente nos llamaron para ver si podíamos echar una mano. Yo visitaba a mis antiguos compañeros y les vi estresados, les vi desbordados, desanimados y decidí echar una mano. Fui responsable de la zona de Cambados. Durante un año los médicos lo pasaron mal. Siguen pasándolo mal por la escasez de profesionales, por la sobrecarga.

Y ahora desde fuera, ¿cómo ves la crisis de la salud publica?
Esa pregunta hay que dirigírsela a los políticos, no a los profesionales. Los profesionales son los que sufren la crisis, los políticos son los que provocan la crisis. Entonces yo estoy dispuesto a ponerme delante de un político y discutir todo esto. Medios hay. Yo recuerdo cuando trabajé en Vilanova de Arousa donde se preparan futuros médicos de familia. Muchos de ellos se fueron a Suecia y no vuelven. Hay que preguntarle a los políticos ¿por qué no vuelven aquí? La crisis se puede solucionar dándole al profesional lo que merece. 

¿Cuántos años de vida en Galicia?
He cumplido 50 años en Galicia.

Y Palestina ¿dónde está en tu vida?
Mi madre fallecio allá, y mi padre, mis hermanas viven allá. Cuando escribí el libro sabía que decir la verdad me iba a privar de volver a mi tierra. Pero yo no pierdo ningún lazo con Palestina. El año pasado me fui sabiendo que era mi última visita. Cuando se despidió de mí, mi hermana me dijo que la próxima vez nos veríamos en Turquía. Ella sabe que yo no voy a poder volver más allá. Pero la verdad hay que decirla.

Háblame entonces de esa verdad, tu libro Los ojos de Palestina. ¿Es una memoria?
Es una novela histórica. Cuento la historia de Palestina durante el último siglo. Va a ser una trilogía. Empiezo cuando acaba la Primera Guerra Mundial que es cuando empieza la desgracia del pueblo palestino, aunque el proyecto del sionismo es anterior. El sionismo es una ideología no una religión. No tenemos nada contra la religión judía, de hecho antes de la creación de Israel había judíos  palestinos que vivían en Palestina, trabajaban en la agricultura, en el comercio, en Jerusalén había el barrio judío, el barrio copto, el barrio musulmán el barrio armenio. Era una convivencia normal. El sionismo es una ideología que logró manipular la religión judía y nació el extremismo religioso judío. La primera parte llega hasta la creación del Estado de Israel, lo que se llama Nakba o “la catástrofe” para traducirlo literalmente, el 14 de mayo de 1948, cuando echan a cientos de miles de palestinos, que actualmente son casi 9 millones de refugiados. 

Anan Abdalah para Vida Salnés. JOSÉ LUIZ OUBIÑA
Anan Abdalah junto a su libro Los ojos de Palestina . JOSÉ LUIZ OUBIÑA

¿La solución al conflicto palestino son los dos estados?
La solución es que haya paz justa. Sea un estado o sean dos estados, es cuestión de tener voluntad y fe y negociar. Y nada más. En el mundo hay 15 millones de judíos y hay 15 millones de palestinos. En Gaza en sólo 360 km cuadrados viven dos millones de personas. Palestina tiene 27 mil km cuadrados, casi como Galicia. Allí pueden vivir 30 millones aunque no todos van a volver, ni judíos ni palestinos. Pero que vengan los extremistas diciendo que tienen un contrato con Dios de hace tres mil años que es la base de la negociación, no me parece serio. 

Tres palabras que te definen como palestino y tres como gallego.
Hay tres palabras que me definen en ambos lados. Luchador, como palestino luchador por la justicia y en Galicia luchador por conseguir una vida mejor. Trabajador. Y sentimental: siento el valor de la familia tanto allí como aquí. Siento los valores sociales. Esos valores se pueden aplicar a cualquier persona en cualquier sitio. 

¿Cómo crecen tus hijos en tu hogar palestino-gallego?
No intervine en nada, ellos mismos desarrollaron sus conceptos. Por ejemplo, en cuestión religiosa, yo soy musulmán y mi mujer es cristiana. Nunca les hemos impuesto nada. Hasta hoy en día yo no sé cual es su decision en este aspecto. Eso es libertad. 

En el libro haces responsable a la familia real jordana del sufrimiento del pueblo palestino ¿Por qué?
Los principales responsables de nuestra catástrofe o Nakba es la familia real jordana. Explico bien claro el porqué en el libro. Intento que sea una lectura interactiva. 

¿En el libro te explicas a ti mismo?
De autobiografía no hay ni una palabra. Está ambientado en un pueblo, lejos de donde nací yo, en un pueblo que se llama El-Kastel e intento narrar la historia de una familia que representa el sufrimiento del pueblo palestino durante un siglo y durante cuatro generaciones.

¿Cómo te ves en los próximos años?
Como uno más de la sociedad. Vivir en paz, hacer llegar el mensaje a la mayor cantidad de gente posible. Muchos lectores me han dicho: “gracias por quitarnos la venda de los ojos”. En el libro intento ser lo más realista posible, con hechos que me contaron los más viejos del lugar que vivieron este sufrimiento. Si consigo escribir el 10 por ciento o el 20 por ciento de lo que pasó, ya escribo mucho. Hay cosas que superan la ficción. 

TEST DE VIDA 

¿Una palabra?
Justicia.
¿Un lugar?
Jesrusalén.
¿Una persona?
Mi abuela (Hajje Fatmeh) a quien está dedicado el libro.
¿Un personaje?
Saladino.
¿Alguien importante?
La familia.
¿Una cosa?
Una piedra que usaron los niños en la primera intifada.
¿Alguien imprescindible?
Nadie es imprescindible en la vida o todos somos imprescindibles, eso depende del pensamiento de cada uno. 
¿Qué es la vida?
La vida es un camino que hay que andarlo a pesar de todo. Vas a caer muchas veces. Lo malo no es caer, es no levantarse al caer. Entonces la vida es seguir y seguir y cada uno tiene que saber que en las noches más oscuras es cuando más brillan las estrellas.