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Los restos de la torre de A Lanzada suponen el último vestigio de una fortaleza medieval

Restos de la Torre medieval
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Los restos de la torre de A Lanzada formaban parte de un conjunto defensivo junto con las Torres del Oeste de Catoira y la de San Sadurniño en Cambados, para hacer frente así a las incursiones vikingas y normandas. Empleaban el fuego como sistema defensivo. En realidad, se trataba de hacer una hoguera para que resultara visible desde la torre de Cambados, a su vez, se hacía otra para avisar a Catoira que a su vez avisaba a Santiago de Compostela de las posibilidades de ataque enemigo.

Su destrucción fue producida por la lucha contra los árabes en el siglo XIII y aunque se volvió a reconstruir, en las revueltas irmandiñas quedó seriamente dañada y abandonada definitivamente en el siglo XVI.

Junto con la Ermita de Nuestra Señora de A Lanzada, es el último vestigio de un castillo datado en el siglo X , construido sobre los restos de un antiguo faro fenicio o romano. Fue mandado construir por Sisnando Menéndez para la defensa de Compostela contra los ataques normandos.

En el año 1121, coincidiendo con el acuerdo de paz de la reina Dona Urraca con el obispo Diego Gelmírez, se decide que al segundo se le deberá entregar el castillo; poco tiempo después sufre un ataque de piratas, que sucedieron a los normandos como amenaza en las costas gallegas. El castillo también aparece citado en documentos del siglo XIII.

En 1467 es sitiado por los irmandiños desde el mar y después, pero tras morir los principales líderes de estos nuevos conquistadores de la zona como: Afonso de Lanzós y Pedro Osorio; el castillo de A Lanzada se convierte en el último bastión de los sublevados en las mismas ruinas de la fortaleza destruida por ellos mismos, resistieron hasta que, agotadas todas las posibilidades de defensa, fueron capturados. Tras estos hechos el castillo quedó abandonado