Odontología y panadería se dan la mano para abastecer a los hospitales de Cuba

▶ Maletas llenas de solidaridad viajan de Sanxenxo a la isla caribeña gracias a la iniciativa del doctor marinense Ignacio Castro, quien ha conseguido crear una red que incluye odontólogos de toda España y en la que el panadero sanxenxino Fernando Pérez es la excepción
A la izquierda, el doctor marinense Ignacio Prieto durante uno de sus viajes a Cuba, trabajando en un hospital. CEDIDA
photo_camera A la izquierda, el doctor marinense Ignacio Prieto durante uno de sus viajes a Cuba, trabajando en un hospital. CEDIDA

Cuando Fernando Pérez supo de la iniciativa solidaria impulsada a nivel personal por el doctor Ignacio Castro no se lo pensó dos veces. A la mínima oportunidad que tuvo metió sus pertenencias en una maleta y varias donaciones de medicamentos en otra y puso rumbo a Cuba. Así fue como Fernando, propietario de la sanxenxina Panadería Paco, se convirtió en el único voluntario fuera del ámbito de la odontología que viaja periódicamente a la isla caribeña dentro de la red solidaria creada por Castro pero que, sin embargo, es uno más dentro del grupo.

De su primera experiencia en 2016 Pérez no guarda muy buenos recuerdos. "La primera vez que fui a Cuba con Ignacio me encontré un panorama desolador con hospitales precarios y con falta de medios, medicinas e higiene. Íbamos por 12 días y al tercero me quería volver porque era realmente impresionante", asegura. Sin embargo, la hospitalidad cubana pudo más. El doctor Castro, marinense de origen e impulsor de las clínicas Insadent en Marín, Bueu, Cangas y Pontevedra, no recuerda cuantas veces habrá viajado a territorio cubano en los últimos años. Tantas, que para poder pisar suelo estadounidense próximamente tendrá que pasar un examen. "Habrán sido unas 25 veces en los últimos 10 años, una media de tres al año", asegura. Y siempre con las maletas bien cargadas: todos los medicamentos que permita la aduana recogidos a través de donativos, equipamiento médico para los hospitales cubanos y, sobre todo, anestesia, suturas y guantes esterilizados. "Allí no tienen tanto como tenemos aquí. Hay gente esperando para poder sacarse una muela porque no hay anestesia", cuenta. Eso si, recalca: "Cuba tiene muy claras las prioridades. En materia de anestesias, donde sí hay es en el hospital pediátrico, porque para ellos los niños no se pueden quedar desprotegidos. Si un niño necesita la anestesia se le facilita antes que a un adulto, que puede esperar", asegura. Ventolines o nebulizadores son algunos de los artilugios más codiciados, y que los voluntarios se afanan por facilitar. "Allí puede haber un ventolín por hospital, o un nebulizador. Las madres hacen cola para que sus hijos los usen durante 10 minutos. No es algo que puedan tener en casa", explica el doctor.

El panadero y voluntario sanxenxino Fernando Pérez, este miércoles a su regreso de su último viaje a Cuba. CEDIDA
El panadero y voluntario sanxenxino Fernando Pérez, este miércoles a su regreso de su último viaje a Cuba. CEDIDA

Pero, sin duda, entre las mercancías más extravagantes facilitadas a los hospitales de Cuba, se encuentra el generador eléctrico que Fernando acaba de entregar como apoyo para los apagones. Precisamente, ayer mismo volvía vía Madrid de uno de sus viajes a la isla caribeña. "Yo no sé ir a tumbarme a la playa. Poco a poco me fui implicando en el operativo, superado el shock inicial, y haciendo recados para el equipo. Encontrando lugares donde comer vas conociendo a la gente, las necesidades que tienen, lo que piensan, y te engancha. Mi relación con la isla cambió mucho desde la pandemia y desde que podemos viajar de nuevo llevamos lo máximo posible. Desde la panadería estoy muy agradecido a muchos clientes y amigos que nos donan medicamentos y que intentamos distribuir según las necesidades", asegura. En este sentido, Fernando colabora también en Sanxenxo en diferentes causas solidarias a lo largo del año a través de su negocio.

CURSILLISTAS. Transportar material sanitario a Cuba frecuentemente es posible gracias a los cursos de cirugía que el doctor Castro organiza desde hace varios años en territorio cubano. "Es una actividad muy personal, en la que los odontólogos interesados en hacer los cursos contactan conmigo, y que están teniendo muy buena acogida", asegura. En este sentido, los odontólogos acuden desde toda España para participar, no sin antes pasar un estricto filtro por parte del doctor. "Siempre pedimos el currículum, no puede ir cualquiera que acabe de terminar la carrera, porque allí participarán en operaciones y se requiere experiencia", afirma. Así, además de llevar todas las maletas que puedan abarrotadas de material para donar, y cuyos gastos de transporte corren totalmente del bolsillo de los participantes, los odontólogos desplazados facilitan la realización de operaciones como implantes dentales, aportando experiencia y el material requerido para ello, con una estrecha colaboración a través de las universidades, el Hospital de Matanzas y el Hospital Pediátrico de Cienfuegos, siempre bajo la supervisión de Ignacio, que suele viajar con todos los grupos. "Nosotros ponemos la logística y cada uno corre con sus gastos. De hecho, en el caso del viaje que acaba de hacer Fernando, llevó tres maletas, con los gastos que le supuso a él", explica.

La idea de Castro surgió a raíz de un curso que él mismo realizó en Cuba hace 10 años y con el que comenzó a concienciarse de la ayuda que podría aportar. "Con el material que llevamos les ponemos el quirófano a funcionar", asegura. Ahora, en jornadas de 9.00 a 14.00 horas de trabajo diario, los odontólogos que llegan a Cuba a través de Ignacio realizan una media de cinco cirugías cada mañana, con una media de 25 cubanos y cubanas operados por cada uno de los cursillistas. Y la implicación no se queda ahí. "No reservamos en hoteles, sino que nos alojamos en establecimientos de cubanos y usamos taxis que conduzcan cubanos, con su propio coche, para que el dinero se quede en el pueblo", explica. El próximo viaje ya está a la vista.