La compra del Pazo de Quintáns de Noalla alcanzará, el próximo 12 de mayo, la mayoría de edad. De aquel histórico momento en el que se materializó la firma del convenio con los antiguos propietarios del inmueble, en un acto presidido entonces por Telmo Martín todavía en la primera etapa de su Alcaldía en Sanxenxo, hará el mes que viene 18 años, un largo camino que comenzó en 2006 y que culminará con la nueva etapa abierta entonces para el emblemático inmueble ya rozando un recorrido de dos décadas.
Y es que el proceso, que incluyó largos trámites para su declaración como BIC, cambios políticos en el municipio, y la posterior tramitación e inicio de la primera fase de la obra que fue fundamental para su recuperación, fue de todo menos fácil. En 2019 comenzaban por fin las deseadas obras que desterraron para siempre aquel aspecto decrépito de antaño y en 2021, en plena pandemia, las puertas ya estaban abiertas a las visitas, en la que fue toda una presentación en sociedad.
Una vez superada la decadencia del edificio, el reto pasaba por aprovechar su potencial. Si bien se llegó a hablar de un museo de la sal, un espacio gastronómico o una localización para acoger exposiciones, la verdadera revelación llegó con la idea de, preservando su multifuncionalidad, abrirlo a eventos de todo tipo. Y, con ese objetivo, en los últimos años el Concello ha avanzado pasos hasta llegar al punto actual, que coloca al Pazo a punto de encarar una segunda fase de obra, que le permitirá albergar pequeños eventos educativos, sociales o culturales.
El proyecto ya cuenta con la oferta de una empresa, Construcciones Castro Figueiro. tras el cierre del plazo para presentar ofertas para ejecutar la obra, tal y como anunciaron este martes desde el Gobierno local, y está valorado en 770.000 euros bajo la firma del arquitecto vilagarciano Carlos Berride.
Con la previsible adjudicación de los trabajos, la obra tendrá que materializarse en un plazo de 12 meses y, tras ella, Quintáns pasará a disponer de una edificación complementaria al edificio noble y al conjunto del propio Pazo, casi adosada al muro perimetral de cierre del patio de labranza. Este espacio tendrá capacidad para albergar aproximadamente a 128 personas sentadas y 222 de pie y, según avanzaron desde el Consistorio, su diseño creará una conexión visual permanente entre la edificación polivalente proyectada y el conjunto del Pazo de Quintáns, así como con el edificio noble.
La nueva edificación, prometieron desde el Concello, se habilitará con sumo cuidado. Para ello, el criterio a seguir concordará con la anterior rehabilitación del Pazo en si mismo, por lo que los materiales y sistemas constructivos serán piedra, madera y vidrio, mientras que las fachadas proyectadas en la edificación contarán con un cerramiento en sillería de granito, que supondrá combinar lo antiguo y lo nuevo sin que nada quede al azar.
Nuevos trabajos exteriores
El nuevo proyecto servirá también para sanear y reparar el hórreo, excepto la cubierta, que ya había sido sustituida en la anterior fase de la obra. Se actuará sobre la piedra y se colocará la misma madera con la que cuenta el edificio noble, mientras que se limpiarán también los muros perimetrales e interiores.
Se instalarán puertas y ventanas en los huecos que carecen de ellas y también se sanearán e iluminarán los dos parladoiros ubicados en el jardín Barroco y en el muro noroeste del patio de labranza.
En el jardín exterior se habilitarán itinerarios peatonales con losas de granito silvestre sobre una cama de arena y se iluminarán al nivel del suelo y con balizas para que se puedan transitar de forma segura, consiguiendo así una ambientación renovada.
