El rey emérito se despide de Sanxenxo después de cinco días, sin regatas y con parada en Vitoria

No pudo participar en las pruebas de la Liga Española de 6 metros este fin de semana, aunque sí entrenó en la ría, a la que volverá en junio ▶ Tanto él como su entorno mantuvieron hasta el final la directriz de mostrar un perfil bajo
Juan Carlos I saluda desde el coche. GONZALO GARCÍA
photo_camera Juan Carlos I saluda desde el coche. GONZALO GARCÍA

Cinco días y tres horas escasas es el tiempo que Juan Carlos I permaneció en Sanxenxo, en la que fue su segunda visita al municipio tras su retirada a Abu Dabi (Emiratos Árabes) por presuntas irregularidades financieras, y que destacó tanto por las altas expectativas mediáticas, como por el silencio del que fuera jefe del Estado. En todo este tiempo, el rey emérito tuvo más de una veintena de ocasiones para dirigirse a los medios de comunicación, pero no lo hizo. Así estaba pactado entre su entorno y fue una directriz que se cumplió hasta el final.

Ganas, no le faltaron. A pesar de su mutismo, el rey emérito dedicó muchos saludos y alguna que otra sonrisa a la prensa que siguió de cerca sus escasos movimientos entre su cuartel general, la casa de su amigo y presidente del Real Club NáuticoPedro Campos, frente a la playa de Nanín, y el pantalán del puerto deportivo, que solo llegó a pisar en dos ocasiones para entrenar. Precisamente, con una sonrisa y agitando la mano, se despidió ayer de alrededor de una quincena de medios que le esperaba y algún que otro vecino curioso, bajo los chubascos intermitentes, a la salida del inmueble que, por fin, y tras más de cinco horas, abandonó a las 17.15.

El destino no era otro que el aeropuerto vigués de Peinador donde, a bordo del jet privado Bombardier Global 5.000 que le trajo a Galicia el pasado miércoles, emprendió el rumbo hacia el aeropuerto de Vitoria, donde aterrizó a las 19.00 horas de este domingo.

Más gastronomía que vela

La primera visita del rey emérito a Sanxenxo este año, adelantada al mes de abril por expreso deseo de Juan Carlos I, con motivo de una visita anterior a Londres, a pesar de las recomendaciones de su entorno, jugaba con el pretexto de navegar en las regatas de la Liga Española de 6 metros que el Real Club Náutico de Sanxenxo celebró este fin de semana. Finalmente, ni Juan Carlos I ni Pedro Campos pudieron participar en ella. El primero, por "sentido común" ante las fuertes rachas de viento mezcladas con el oleaje, teniendo en cuenta su avanzada edad, según explicaron fuentes cercanas al Náutico, y el segundo, en calidad de anfitrión.

Al igual que el pasado sábado, el rey emérito, que tuvo que sustituir las jornadas en el mar por suculentas comidas en el interior del inmueble de Nanín a base de pescado de la ría y potentes desayunos de elaboración local, se trasladó ayer al puerto deportivo en el coche conducido por Campos, del que no llegó a apearse. Ante el empeoramiento de las condiciones meteorológicas, Juan Carlos I tuvo que conformarse con ver la salida de la regata, despedirse de sus allegados a pie de pantalán, y dejar el patroneo del Bribón en manos de su amigo y compañero de regatas Jane Abascal. Con la embarcación sellando ya una victoria más en su invicta trayectoria, Juan Carlos I se despedía del municipio al que prevé regresar en junio, dejando para el recuerdo más de 15 saludos y ni una sola palabra.