La escultura que da nombre a la Plaza del Aviador Piñeiro esconde la historia de José Piñeiro González, nacido en Ferrol pero vecino de Sanxenxo. El gallego que conquistó el cielo con acrobacias imposibles o el hombre pájaro obtuvo su vocación nada más y nada menos que en las fiestas de la Peregrina pontevedresas del año 1911.
Allí resultó asombrado por el espectáculo aéreo de varios pilotos franceses y tomó la drástica decisión de vender todos sus negocios de Sanxenxo y trasladarse a la Escuela de Pilotos de Pau en Francia. En 1913, el ya conocido como Aviador Piñeiro compite contra un aviador francés, que se niega a realizar la acrobacia que Piñeiro había creado, el vuelo de la gaviota, en presencia de la Infanta Isabel y el Ministro de Marina.
El piloto gallego no dudó en ejecutarla, siendo la única vez en la historia de la aviación en la que se realizó. Esto provocó que estrellase contra el mar, golpe del que salió sin ningún rasguño.
