Ana Cancela: “La pintura es un sueño cumplido”

Residente en sanxenxo desde el año 91, sacó a la luz su estilo costumbrista en el ámbito de la pintura
photo_camera Residente en sanxenxo desde el año 91, sacó a la luz su estilo costumbrista en el ámbito de la pintura [VIDA SALNÉS]
Mi historia
Vivo en Dorrón. Llevo unos cuantos años viviendo en Sanxenxo y me considero sanxenxina. Soy vecina de Sanxenxo con todas sus consecuencias desde el año 91. Antes la vida me fue llevando por Vigo, por Pontevedra, por Santiago, siempre por motivos de estudios porque mi casa familiar estaba en Dorrón y la dificultad para estudiar que había en aquel entonces era grande. No había institutos en Sanxenxo. Después de hacer COU surgió el dilema. Yo quería hacer Bellas Artes y tenía que ir a Madrid; pero en casa no me dejaron. Entonces fui para Santiago a estudiar sicología; pero también empecé a estudiar pintura con un pintor local que se llamaba Xosé Pardiñas. Él daba clase en San Martín Pinario y eso era la belleza. Yo creo que ahí también nació mi segunda vcación, ese amor que tengo por el patrimonio. Después me casé, tuve tres hijos y en el 91 nos establecemos definitivamente en la casa familiar de Dorrón. Ahí entré yo en un vértigo total. Empecé a pintar seguido, en un estilo costumbrista que en aquella época se llevaba mucho. Me encantaba la vanguardia gallega: Colmeiro, Laxeiro... todos esos pintores que rompieron moldes. Fue una época en la que hice exposiciones, pero al mismo tiempo empecé a trabajar como sicóloga en Avante, una asociación de lucha contra la droga. 

¿Así te integras en tu comunidad?
Sí. También empecé a dar clases de pintura a los niños del concello de Sanxenxo. Fue una etapa en la que yo, que llevaba mucho tiempo por fuera, quise integrarme y lo hice en las diferentes asociaciones que había en el pueblo y participé en la creación de una asociación para la protección del patrimonio que fue el Seminario de Estudos Locais. De estas asociaciones, en la que enfoqué mi vena artística fue en la Cultural de Sanxenxo en la que me dediqué a realizar exposiciones y, sobre todo, a dar visibilidad a pintores del Salnés. Vimos que el patrimonio de Sanxenxo estaba poco investigado y nos dedicamos a encargar investigaciones para que la gente viera que en Sanxenxo también hay cultura, que no sólo es sol y playa. Después esas investigaciones las pasábamos a libro. En los 10 años que estuve al frente del Seminario conseguimos hacer 13 libros, entre ellos, Mulleres entre redes y el Viaje del Padre Sarmiento rodeando el Salnés. 

Y por fin decides estudiar Bellas Artes.
En 2009, cuando ya mis hijos se van, decido dar el salto y hacer Bellas Artes. En 2009, con 52 años. No tengo palabras para expresarlo porque cumplí mi sueño.

¿Un acto de rebeldía?
Si, lo que no pude hacer lo voy a hacer ahora. Que conste que yo tenía miedo. Miedo a cómo me iban a recibir los chavales, pero mi relación con los compañeros fue fantástica. Fue una cura de humildad porque te das cuenta que esos chavales tienen un talento impresionante. 

¿Y de ahí sale el libro Mulleres entre redes?
Sí, de una asignatura que se llamaba Libro de Artista decidí hacer un trabajo para Sanxenxo como es el de Mulleres entre redes, para ver como era su vida. Quise hacer algo para que se les visibilice. Es un libro con un toque feminista porque reivindica la labor de esa mujer que, por su condición de mujer, su labor no fue reconocida.

¿Qué aprendiste de esas mujeres?
Mucho. Manolita, con la que más hablé, me pasó su archivo fotográfico y me contó su vida. Una persona con una capacidad de trabajo increíble. Aprendí cómo ellas aman la naturaleza. 

¿Y dices que el ibro es feminista?
Sí. Bueno y yo también.
 

¿Qué es ser feminista?
Tratar de que se nos considere iguales. Demostrar de que podemos a la hora de trabajar, a la hora de hacer muchas cosas, ser iguales.

¿Y en el arte?
Sobre todo en el mundo del arte. El mundo del arte es muy poco feminista. Teniendo en cuenta que hay muchísimas más mujeres estudiando Bellas Artes y trabajando, sin embargo los galeristas y el mundo del arte apuesta muy poco por las mujeres.

¿Lo has sufrido?
No mucho porque yo no me muevo a los niveles que se mueven muchas artistas, pero si hay un galerista o un museo se va a escoger siempre a un hombre antes que a una mujer.

¿Cómo es tu proceso creativo?
Yo empecé con figuración, luego pasé al costumbrismo, después tuve una etapa en la que quise ver cómo era el hiperrealismo. Pero cuando fui a Bellas Artes, fui con la idea de que quería investigar el abstracto. Porque para una persona a la que le gusta la figuración, el abstracto le parece una cosa inalcanzable.

¿Y lo alcanzaste?
Mi referente fue Gerhard Richter que del hiperrealismo pasó al abstracto puro y duro y tuvo muchísimo éxito.

¿Cómo enfrentas una obra?
Como yo vengo de ese mundo figurativo, hago una especie de fondo degradado, como si fuera un cielo o un mar, y en ese fondo empiezo a trabajar de forma abstracta total. Cojo espátulas muy grandes y empiezo a pasar color, para arriba para abajo, mezclo colores, los voy deshaciendo, y llega un punto en que ya empiezo a ver cosas. Ahí empiezo a hacer que se vea lo que me está sugeriendo. Yo trabajo mucho con la memoria. Mi memoria es la que me lleva. 

¿Eso es lo que llamas el “alén”?
Llegó un punto en que me salían como una especie de puertas, objetos escultóricos raros y acabé llamándoles “as portas do alén” porque te llevaba a algo, como que te decía “ven, traspásame”. Y como aquí en Galicia tenemos los mitos das portas do alén me pareció muy interesante. 

¿A dónde te llevó ese alén?
La casualidad quiso que desde Miami me encargaran un cuadro que tenía que ser abstracto y querían que se viera un horreo que era de su familia. Gustó muchísimo y ahí me di cuenta que podía hacer abstracto y mezclar las dos cosas. Así surgió la idea de los espacios liminales, de trabajar con esos dos espacios que no son ni una cosa ni son la otra. La verdad es que me siento reforzada a seguir trabajando en esos espacios liminales, mezclando el abstracto con cosas nuestras gallegas. 

¿Esos espacios te definen?
Pues sí porque me gustan esos dos mundos y hoy en dia, con el vídeo, la fotografia, la inteligencia artificial, yo creo que está todo abierto a hacer lo que te pide. 

¿Pintarías con inteligencia artifical?
No porque a mí me gusta crear. Yo cuando trabajo es como si estuviera trabajando con barro y ese placer no lo tienes con la inteligencia artificial. Yo soy muy matérica. De heco trabajo con mucha pintura y me gusta saber cómo empiezo y no saber cómo acabo.

¿Cómo es la gente que te rodea?
Yo me siento muy a gusto aquí. La gente de Sanxenxo vive y deja vivir. 

¿Y las rivalidades?
Entre Portonovo y Sanxenxo hay rivalidad de toda la vida. Unos se llaman gatos, los otros lilainos.

Eres una mujer que se rebela, que sigue su vocación y se pone a estudiar con 50 años. ¿Y ahora?
Se puede decir que encontré mi camino vital. Las mujeres tenemos esa etapa de los hijos y eso te resta para poder dedicarte a lo que quieres, a tu vocación. Yo también vengo de una época en que ser artista estaba muy mal visto. 

¿Y tu familia entendía que estabas intentando llegar ahí?
Sí y no. A los hijos les hizo mucha ilusión que su mamá fuera universitaria. Y a mi marido también por aquello de vamos a dejarla que cumpla su sueño, pero es complicado.

Pero lo conseguiste.
Lo conseguí.

¿Cómo te ves?
Veo que tengo una línea que seguir y voy a seguir trabajando. También este es un momento muy difícil para exponer, para vivir de esto; pero hay que seguir.

¿Eres feliz?
Yo sí.

¿Qué es la felicidad?
Es estar disfrutando de ese momento que es el presente. La felicidad no es seguida, la felicidad es a ratos, y a veces hay que saber extraer la felicidad de lo que estás haciendo.

¿Qué queda de la sicóloga que fuiste?
Nada. Es verdad que haber sido sicóloga me ayuda mucho en momentos de bajón. Me ayuda mucho a yo misma superarlo.

TEST DE VIDA

¿Unha palabra?
Arte.
¿Un lugar?
Sanxenxo.
¿Una persona?
Mi marido, José Manuel.
¿Un personaje?
Gerhard Richter. 
¿Alguien importante?
Para mi lo más importante son mis hijos: Minia, Servan y Carolina.
¿Un objeto? ¿Una cosa?
Un lienzo en blanco. 
¿Una herramienta?
Mis espátulas.
¿Alguien imprescindible?
Yo misma.
¿Qué es la vida?
Vivimos cuando no estamos pensando ni en el pasado ni en el futuro. Eso es la vida.