Prometía una fiesta por todo lo alto y para todos los públicos y no defraudó. El Sachaso Rock Festival hizo este viernes gala de su condición pionera en Galicia en el ámbito del pop/rock y revolucionó la grovense cala Raeiros con la fuerza de un huracán, que supo mantener pegado constantemente a los dos escenarios dispuestos para la ocasión a un público en continuo movimiento, en un entorno eminentemente privilegiado.
No hizo falta más de un "licor do negro café" o un "salta conmigo" para que, tras la siempre acertada puesta en escena del DJ Paco Vulkano, la banda del carismático Virvi Fraga, A Movida, comenzara a caldear el ambiente, demostrando que los clásicos, a ritmo de saxo tenor, teclado, guitarra, bajo y batería son un imprescindible en cualquier escenario. Ya pasaba de las 22.00 horas, con la impresionante puesta de sol de la cala Raeiros cayendo de frente cuando los autores de Maruxaina o En busca da festa, la Mekánika Rolling Band, con su potente sección de metales y responsable del primer pogo de la noche, conseguía desatar a un público ya totalmente entregado que se contaba por cientos en todo el recinto del festival, que en su cuarta edición se cuelga la medalla de sumar un cartel atractivo al entorno y a la buena organización de sus servicios.
El Sachaso acumulaba una media hora de retraso con respecto al horario estimado, que al público no le importó en absoluto, gracias a la música de DJ que amenizaba, entre bailes, la espera en las primeras filas del escenario principal, dividido a partes iguales entre los fans de los cabezas de cartel: los madrileños Mägo de Oz y los ribeirenses Heredeiros da Crus.
Ante cerca de un millar de personas, y sin artificios, hacía su aparición Tete Novoa (también vocalista de Saratoga) a grito de Satania, uno de los clásicos de Mägo de Oz que, en su primera visita a O Salnés de la mano del Sachaso Rock hizo todo un despliegue de himnos perfectamente defendidos por la nueva formación en la que, aunque faltó su nuevo cantante recientemente anunciado, Rafa Blas, las voces de Novoa y de Charly López (también vocalista de Bon Vivant) se alternaron y complementaron para dar calor a una brutal Jesús de Chamberí defendida por Novoa, El que quiera entender que entienda, Hazme un sitio entre tu piel, el dúo Finisterra, que puso en pie al público, o las siempre agradecidas Molinos de Viento, La Costa del Silencio y la inexcusable Fiesta Pagana. Bañadas por los punteos y solos de los reconocidos guitarristas Jorge Salán y Víctor de Andrés, los cánticos más conocidos del rock estatal sellaron un entrañable reencuentro entre la formación madrileña y Galicia, su tierra de apego, en la que, tal y como explicó Moha, violinista de la banda, en entrevista con este medio, "tenemos muchas raíces, es como volver a casa". De Galicia se fueron también garantizando que "tenemos muchas ganas de vivir, de demostrarlo y de hacer música", de la mano de su nueva formación con la que "hemos pasado una etapa e iniciamos otra nueva con muchas ganas y con mucha energía".
Pasadas ya las 1.30 horas de la madrugada, los aclamadísimos Heredeiros da Crus se comieron el escenario aguantando hasta el final a un público decidido a darlo todo, que acompaña a la formación compuesta por Javi Maneiro, Tonhito de Poi, Fran Velo, Antonio Novo y Manu Rey allá donde va.
Y aunque para comprobar la salud de la música gallega, según Rey y Novo, hacen falta "uns prismáticos", la formación dejó claro, en declaraciones a este medio, que saben disfrutar del escenario y que su carisma es, sin duda, su más preciado sello de identidad que les conecta desde siempre con la juventud - y no tan juventud - gallega. Así, y con una altísima potencia en escena en todo momento, los primeros temas como Anda de Chinclán encendieron al público desde el minuto uno, que ni siquiera esperó a los clásicos Quero Josar, Non quero nada de ti o Vaiche boa para confirmar el éxito de una una de las primeras citas rockeras del verano, que acaba de dejar el listón muy alto en O Salnés y en todas las Rías Baixas.
