Un procurador al servicio del narco

Manuel Abalo, del Colegio de Procuradores de Pontevedra, ya pisó en una ocasión el banquillo de la Audiencia, resultando absuelto por prescripción. Ahora, según la Policía, estaba a las órdenes del capo Ramón Dorgambide, 'El Panadero', y tanto filtraba información como colaboraba en la operativa criminal investigada

 Manuel Abalo, alias 'El Moro'. GONZALO GARCÍA
photo_camera Manuel Abalo, alias 'El Moro'. GONZALO GARCÍA

La información es el arma más valiosa a la que aspira todo capo que se precie. Contactos en el seno de las fuerzas de seguridad han sido siempre un objetivo para los grandes grupos dedicados al narcotráfico. Incluso cuando los equipos policiales consiguen mantenerse lejos de prácticas corruptas, los malos siguen persiguiendo sus objetivos. Y fijan la mirada allá donde pueden.

El último ejemplo de ello acaba de trascender tras la gran operación antidroga desarrollada por el Greco Galicia. Ramón Dorgambide, histórico socio de David Pérez Lago, con una larga condena por tráfico de cocaína y episodios de ajustes de cuentas dirigidos a su propia familia en su pasado reciente, contaba con la figura de Manuel Abalo, alias El Moro, procurador del Colegio de Pontevedra, en el núcleo duro de su entramado narcocriminal.

Veremos qué resulta acreditado al final del proceso, pero las sospechas de la Policía Nacional le apuntan directamente, como mínimo, en una ocasión. Los investigadores seguían la pista de una de las embarcaciones de la organización, que había salido desde costas gallegas en dirección al Sur. En un momento dado, y tras una reunión en la que apareció el procurador, los narcos deciden detener el viaje. Sabían que habían sido descubiertos. Alguien había tenido acceso a la causa, y los indicios apuntarían, por motivos obvios, hacia Abalo.

El procurador, que fue detenido el lunes al mismo tiempo que Dorgambide y que el resto de presuntos miembros de la organización, habría sido visto en distintos puntos clave de la operativa criminal, incluidos los lugares en los que se preparaban las lanchas para su partida hacia el Sur de España. Así pues, no solo se le investiga por supuesto acceso indebido a las causas judiciales (lo que supondría un delito de revelación de secretos agravado por la profesión que desempeña), sino también por su presunta participación en actos propios del tráfico internacional de estupefacientes.

Mientras, la investigación sigue plenamente activa. Los tentáculos de la red de Dorgambide llegarían mucho más lejos que los de otras redes desmanteladas recientemente, por lo que se esperan más detenidos.

Absuelto de un delito de apropiación indebida por prescripción

Manuel Abalo ya sabe lo que es enfrentarse a los tribunales, ya que en septiembre de 2014 la Sección Cuarta de la Audiencia Provincial de Pontevedra lo absolvió de un delito de apropiación indebida por prescripción del mismo.

El caso se destapó a raíz de la denuncia en 2010 de un matrimonio, que acusaba al procurador de apropiarse, indebidamente, de 8.500 euros correspondientes a una indemnización pendiente de una resolución judicial.

Por este delito la acusación particular solicitaba cuatro años de prisión y otros tantos de inhabilitación en el ejercicio de sus funciones. Mientras, la defensa reclamaba la absolución del acusado.

El fallo también sostiene que Manuel Abalo ingresó la cantidad en su propia cuenta bancaria "detrayendo sus honorarios" y que no puso en conocimiento ni consideración del abogado ni del matrimonio demandante "la consignación ni el cobro de la cantidad". Por ello, la Audiencia Provincial entiende que "el proceder del acusado no deja lugar a dudas" y subraya que "hizo suyo el dinero cobrado, en virtud del poder de representación conferido" en el citado juicio.

Sin embargo, los sucesos fueron considerados por la Fiscalía, que reconocía el delito como prescrito, dada la fecha en la que se produjeron los mismos, en el año 2006, y la fecha de presentación de la denuncia, cuatro años más tarde.