El bum de las viviendas turísticas asfixia el mercado de alquiler: "La gente está desesperada"

O Salnés cuenta en la actualidad con 3925 viviendas vacacionales, cinco veces más que la comarca de Pontevedra, y Sanxenxo sigue reinando en el sector ▶ La expansión de este tipo de propiedades reduce aún más la bolsa de alquiler anual y dispara los precios: 

 Un hombre mira el escaparate de una inmobiliaria. ADP
photo_camera Un hombre mira el escaparate de una inmobiliaria. ADP

Ya no gozaba de buena salud, pero el bum de las viviendas turísticas le ha dado la estocada final. El mercado de pisos y casas de alquiler agoniza y los afectados, esos que buscan un techo que poder rentar, se exasperan.

La oferta es tremendamente pequeña y la demanda muy elevada, lo que ha disparado los precios hasta cotas inalcanzables para muchos bolsillos. El arrendamiento medio en Vilagarcía se sitúa entre 450 y 500 euros, mientras que en la ciudad de Pontevedra oscila entre los 600 y los 700 euros, casi un 65% del Salario Mínimo Interprofesional.

La base de datos del Instituto Galego de Estatística (IGE) revela que en la comarca pontevedresa las viviendas de uso turístico (VT) han experimentado un crecimiento del 280% en los últimos cinco años, ya que en 2018 figuraban 219 y en la actualidad constan un total de 831.

En la comarca de O Salnés los registros oficiales también evidencian el crecimiento de las viviendas de uso turístico. Según datos de la Xunta, hoy constan en ese territorio 3.925 VT con capacidad para alojar a más de 20.000 personas, un 165% más de las que se contabilizaban hace cinco años.

El parque de viviendas turísticas casi multiplica por cinco a las de la comarca de Pontevedra, aunque en este caso el fenómeno tiene matices. 


Juan Manuel Rodríguez, que lleva en el sector inmobiliario más de 30 años, asegura que "al tratarse de una zona turística" Sanxenxo "suele tener una bolsa ajustada" de vivienda de alquiler  convencional, porque "los pisos y casas que se alquilan todo el año son contados".

Según advierte, los grandes damnificados de la situación son los trabajadores de la hostelería que han empezado a ser contratados para afrontar la campaña de 2023 y que "no encuentran viviendas para alquilar". Algunos se ven obligados a probar suerte en otros concellos, pero aún así "tampoco hay mucha oferta", por lo que muchos empresarios hosteleros están optando por "buscar alguna vivienda" con varias estancias para alojar a los trabajadores.

Este profesional también ha percibido el repunte de viviendas de uso turístico, aunque si hay algo que le llama la atención es la premura con la que se están reservando este año los alojamientos de verano. En su caso, las reservas ya formalizadas superan en un 10% a las que constaban el año pasado por estas fechas y en conjunto sobrepasan el 50% de las disponibles.

Otra agencia de Sanxenxo consultada ratifica que "se han incrementado las viviendas de uso turístico" y que esto ha repercutido de forma negativa en el mercado de alquiler convencional. "Hay demanda,  pero poca oferta, lo que dificulta que la gente encuentre vivienda para todo el año. A veces incluso se ven obligados a vivir en sitios insalubres porque no tienen otra opción", concluye una de las trabajadoras.

Los efectos

La ampliación de la oferta favorece al sector turístico, pero no así a los inquilinos que por motivos familiares o laborales deben permanecer en una misma residencia durante largos períodos de tiempo. Esther Rodríguez, de la inmobiliaria Vendo Tu Casa, asegura que la propagación de las viviendas turísticas "ha afectado muchísimo" al mercado de alquiler anual, donde se percibe "una escasez de vivienda importante" (casi un 60% menos que hace un lustro) y donde mandan unas tarifas jamás antes vistas.

El alquiler de una vivienda básica de dos dormitorios en el área urbana ronda los 450 o 500 euros en Vilagarcía y 600 en Pontevedra, en esta última si el demandante busca algo más céntrico y con algo más de capacidad se alcanzan fácilmente los 800 y los 900 euros, "incluso sin plaza de garaje".

La situación aboca a muchos particulares a renunciar al arrendamiento, a "compartir vivienda" o a invertir "cantidades importantes de dinero en autobús", porque muchos terminan alquilando en concellos limítrofes. 

Causas y soluciones

Al igual que otros compañeros de sector, Esther Rodríguez cree las viviendas de uso turístico han aumentado principalmente por "la rentabilidad" que ofrecen a sus propietarios, pero también por la desprotección que sienten muchos dueños en el régimen de alquiler convencional, sobre todo cuando hay impagos durante varios meses y se hace complicado recuperar el uso de la vivienda.

¿Soluciones? Muchas, pero si hay que priorizar esta profesional inmobiliaria considera que "se debería proteger más al propietario" y, al mismo tiempo, "regular el alquiler turístico". "Lo que no puede ser –añade– es que la gente no encuentre vivienda para alquilar. Muchos alquileres equivalen casi a una nómina y en muchos casos te obligan a irte fuera de la ciudad. La gente está desesperada", denuncia Rodríguez.

Agentes inmobiliarios de la ciudad consultados cuantifican que el precio de la vivienda de alquiler ha subido de media "un 30%" en cinco años, pero también advierten de que no faltan los ejemplos en los que la renta se ha disparado hasta un 50%. "Pisos que antes estaban en 400 euros, ahora cuestan 600. Es la ley de la oferta y la demanda", aseguran fuentes consultadas.

"Somos el 0,6% del parque inmobiliario y las viviendas vacías el 16%

La presidenta de la Asociación de Viviendas Turísticas de Galicia (Aviturga), Dulcinea Aguín, confirma que "hay viviendas de uso turístico nuevas", pero discrepa de los porcentajes de crecimiento que arrojan los registros oficiales. "Que consten más viviendas no significa que todas acaben de llegar, sino que se han ido regularizando. No disponemos del cálculo real, pero muchas llevan más de 40 años funcionando", traslada a este periódico.

Aguín subraya, además, que "nosotros (en alusión a las VT) somos el 0,6% del parque inmobiliario de Galicia y, en cambio, las viviendas que están vacías representan el 16%".

A nivel autonómico, la Xunta aprobó en 2017 un decreto que regula las viviendas de uso turístico y que obliga a darlas de alta desde ese ejercicio. La norma también obliga a tener las viviendas amuebladas, disponer de un teléfono de contacto hábil las 24 horas y contratar un seguro de responsabilidad civil. Su incumplimiento puede derivar en multas de hasta 90.000 euros.