El reto de ocho gallegos que cruzarán el Atlántico a vela como en el siglo XVII

La embarcación, equipada solo con instrumentos renacentistas, partirá de A Illa de Arousa para atravesar 3.000 millas y llegar a La Deseada, una pequeña isla al sur del Caribe que pertenece a Francia
Los tripulantes del velero La Peregrina que participarán en el desafío de cruzar el Atlántico con tecnología de hace cuatro siglos
photo_camera Los tripulantes del velero La Peregrina que participarán en el desafío de cruzar el Atlántico con tecnología de hace cuatro siglos. DS

En boca de Javier Babé, viejo lobo de mar, el relato parece cobrar tintes míticos. En el principio, la navegación era "un arte" en el que predominaba el factor humano. El marino, "a base de sacrificio, experiencia y vida dura", iba adquiriendo un saber intuitivo "con el que era capaz de hacer maravillas". Apenas se servía del astrolabio, el cuadrante o la ballestilla, aparatos "muy poco exactos" y cuyo uso útil, además, está a merced "de un montón de factores". Fue en el siglo XVIII cuando la navegación "dejó de ser un arte para convertirse en una ciencia" de la mano de ingenios más avanzados, como el sextante y "sobre todo" el cronómetro marino, y de un mayor conocimiento de las matemáticas, con la trigonometría esférica, con la que se puede determinar la posición de un barco observando los astros, como elemento clave. Y en las últimas décadas, «esta ciencia ha pasado a ser pura tecnología; quizás podríamos decir incluso que es casi un videojuego», remacha. El Reto Astrolabio persigue recuperar, pues, ese sentido artístico en la relación entre el ser humano y el mar.

La idea, recorrer 3.000 millas náuticas entre La Gomera y la isla caribeña de La Deseada "a ojo, a estima", llevaba un tiempo rondando la mente de Babé, quien, a sus 75 años, todavía siente viva la llamada de la aventura. "La aventura supeditada a la mar", matiza este hombre para el que las aguas abiertas siempre han sido "una pasión, a lo mejor hasta descomedida". Capitán de marina mercante, enseguida dejó el oficio en busca de "más emoción". Esa que no encontraba a bordo de 90.000 toneladas de acero y sí en los barcos de vela. A sus mandos ha realizado más de cuarenta travesías transoceánicas e incluso, a finales de 1982, partió para comandar la primera expedición española a la Antártida en un navío de este tipo.

Para saciar esta sed, en esta ocasión pretende rendir tributo a los navegantes renacentistas, aquella «oleada de fabulosos marinos» que, a partir del primer viaje de Cristobal Colón a las entonces consideradas Indias Occidentales, "descubren el resto del mundo" y "dan forma a la incógnita que era el globo terráqueo". Hombres "duros, sacrificados y muy profesionales» que generaron «una intuición fabulosa" para navegar, ensalza.

Sin certezas

El velero La Peregrina, de 20 metros de eslora, ultima estos días su preparación en A Illa a la espera de levar anclas a finales de mes. La tripulación, compuesta de otros siete gallegos, se adiestra para el desafío. Algunos proceden de un cásting al que se presentaron "cientos de personas", apunta su ahora capitán. Otros, son gente de confianza unida por esa pasión por la mar, como su mujer o varios antiguos compañeros de travesías, caso del médico Antonio Grandío, vecino de Sanxenxo. 

Entre ellos, el fotógrafo Thomas Dylan Harris, de Pazos de Borbén y afincado en Pontevedra, vendrá a representar la mirada del neófito. Lego en aventuras náuticas, más allá de trabajos de una jornada, se enroló bajo la promesa de capturar imágenes indelebles mar adentro. No hubo que persuadirle demasiado, sino "todo lo contrario", afirma: "Es una oportunidad que solo la voy a tener una vez". Toda la inquietud que pudiera infundirle la perspectiva de pasar tres semanas encerrado en un barco, navegando con medios propios de siglos atrás, se le disipó en cuanto conoció al capitán Babé y el resto de la tripulación. "Te das cuenta de que vas súper seguro, estoy muy tranquilo", asevera. Ahora, solo le desvelan cuestiones profesionales. Dónde poner el ojo. "Lo que me preocupa es cómo captar la esencia del documental, saber narrarlo bien", expone.

Pero Harris se huele que no solo va a estar a cargo de la realización audiovisual del Reto Astrolabio. "Algo creo que me va a tocar trabajar", sonríe citando las guardias, la limpieza o la cocina. Tareas de las que todos tendrán que estar pendientes, sobre todo quienes no son expertos en navegación.

Este esfuerzo no les vendrá mal para mantener la moral frente al aislamiento, ya que estarán navegando "ciegos y mudos a todos los efectos", recuerda Babé. Tan solo se comunicarán con un SMS diario para indicar la posición en la que calculan hallarse, la cual "puede ser muy alejada de la realidad". No por nada, "los antiguos la llamaban punto de fantasía", informa el capitán. De hecho, el gran interés de esta odisea es que no saben a ciencia cierta si terminarán arribando a buen puerto. «No tengo la seguridad de que se vaya a conseguir», dice Babé en una frase que no es una confesión de su falibilidad como marinero, sino una celebración de la aventura. "Si la tuviese, dejaría de ser un reto y sería una certeza", sentencia.

La Deseada, que debe su nombre al alivio que la tripulación del segundo viaje de Colón al Nuevo Continente sintió al ver tierra firme, les espera para confirmar su arte.

La aventura podrá seguirse online

La tecnología sí estará muy presente desde tierra firme. A bordo de La Peregrina, los modernos sistemas de navegación estarán todos confinados en un cofre, precintado ante notario en el puerto de La Gomera, que solo podrá ser abierto en caso de emergencia. En cambio, la aventura podrá seguirse desde casa, a través de www.retoastrolabio.com, con la posición del barco actualizada vía satélite. Los internautas podrán observar la travesía y comentar los errores o aciertos del capitán.

Miniserie documental

El resultado de este periplo se plasmará luego en una miniserie documental, ‘El Reto Astrolabio’, en el que participa la TVG. Babé será el narrador a bordo y a través de su diario dejará constancia sobre las certidumbres o dudas respecto de la navegación, así como reflexiones sobre la vida en el mar. El Premio Nacional de Literatura y Premio Nadal, Alfredo Conde, marino mercante, hará lo propio en tierra. Además, un grupo de reconocidos expertos en náutica comentará el viaje.